
Jarro de agua fría para Rocío Suárez de Puga tras la ruptura final en 'Valle Salvaje'
Adriana y Rafael rompen definitivamente en 'Valle Salvaje' entre reproches, celos y una dolorosa verdad.
En 'Valle Salvaje', el amor ha dado paso a la desilusión.Adriana y Rafael, interpretadas por Rocío Suárez de Puga y Marco Pernas, han protagonizado una de las escenas más desgarradoras hasta la fecha. La que estaba destinada a convertirse en duquesa se enfrenta ahora no solo al vacío emocional que ha dejado la ruptura con Rafael, sino también al aislamiento dentro de su propia familia.
La conversación entre los antiguos amantes ha tenido lugar en el lugar de trabajo de Rafael, en plena finca de 'Valle Salvaje'. Adriana, personaje de Rocío Suárez de Puga, decidida a no rendirse, se ha presentado para pedirle explicaciones y, quizás, recuperar lo perdido. Pero la frialdad con la que él la recibe la toma por sorpresa: "Ahora debemos guardar distancia por el bien de ambos, ¿no crees?"
Para Rafael, las acusaciones contra Úrsula no tienen ningún sentido, y su paciencia se agota cuando Adriana insiste en advertirle. "Es que ese asunto debería importarte porque mi prima está fingiendo ser alguien que no es contigo. No es trigo limpio", le dije el personaje de Rocío Suárez de Puga en 'Valle Salvaje'.

"Ha pasado más tiempo con ella en esta casa", argumenta, añadiendo una afirmación con dureza: "Te puedo asegurar que es buena persona". "Tu prima es una joven que está sufriendo desde que llegó, pero porque no dejas de despreciarla y ningunearla", ha dicho Rafael, cansado del enfrentamiento.
Adriana, dolida, lanza una acusación cargada de decepción: "Te ha llevado a su terreno, pensaba que era más listo". Él, herido por lo que considera una falta de compasión, responde con crudeza: "No te das cuenta que es de una crueldad obscena que tu propia prima te esté mendigando cariño y tú la tratas como un animal. ¿Qué sentido oculto guarda eso?"
En el fondo, Adriana no sabe con certeza qué pretende Úrsula, pero está convencida de que su llegada no ha sido inocente. Rafael, sin embargo, tiene otra perspectiva, más amarga y definitiva: "Si tú y yo estamos así es porque lo nuestro no pudo ser, y no pudo ser porque era un enorme sufrimiento".
Estas palabras son el golpe final y Adriana, rota por dentro, reacciona impulsivamente con una bofetada. Y antes de marcharse, aún con la voz temblorosa, le recuerda algo que parece haber olvidado: "Nunca nos detuvo el sufrimiento, nunca pudo ser lo nuestro y fue".
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