Tanya, la mujer que cortó el miembro viril a un hombre en un bar de Barcelona
Tanya, la acusada, ha reconocido los hechos y ha aceptado cumplir 7 años de cárcel por un delito de lesiones agravadas
El sibarita de la Barca fue el restaurante de Barcelona donde Tanya cortó el miembro viril a Abdur con un cuchillo de cocina. El suceso ocurrió hace 3 años, sin embargo, fue ayer cuando ella reconoció los hechos y aceptó una pena de 7 años de cárcel.
Tanya trabajaba en ese bar y convenció a Abdur —su jefe— para apagar las cámaras de seguridad con la finalidad de hacerle una felación y no ser vistos. Sin embargo, todo resultó ser una trampa de ella y, cuando las cámaras estaban apagadas y tenía a Abdur con los ojos tapados, Tanya le cortó miembro viril con un cuchillo de cocina.
La acusada reconoció ayer los hechos frente al tribunal de la Audiencia de Barcelona y ha aceptado una pena de 7 años de cárcel y una indemnización de 250.000 euros.
Tanya ha explicado que antes de que se produjeran los hechos no se encontraba bien, y todo a causa de una depresión severa. Llevaba 3 años saliendo con su jefe, Abdul, que tenía una mujer en Bangladesh y dos hijos; y del que se había quedado embarazada en dos ocasiones, abortando en ambas ocasiones.
Tanya engañó a su pareja para atacarlo en su bar de Barcelona
En el momento de los hechos, Tanya le vendó los ojos a Abdul y le rebanó el miembro casi por completo con un cuchillo.
Tras la agresión, el hombre —que había apagado las cámaras de seguridad para tener más intimidad— intentó huir del local, pero Tanya se interpuso. Fue en ese momento cuando Abdul encendió las cámaras y estas captaron como su agresora no le dejaba salir.
Estas imágenes fueron decisivas para culpar a Tanya, que en un primer momento dijo que su jefe había abusado de ella, obviando que convivía con él en el mismo domicilio.
La fiscalía y el abogado de la mujer han podido llegar a un acuerdo, rebajando la pena de 10 a 7 años. Antes del juicio, la Audiencia había solicitado una condena para Tanya por mutilación genital, pero se echó para atrás porque este delito castiga únicamente la mutilación genital femenina. Finalmente, la condena ha sido por un delito de lesiones agravadas.
El hombre aún no ha podido reconstruirse el miembro
Abdul tenía dos bares en el momento de los hechos, con los que obtenía unos beneficios de entre 2.000 y 3.000 euros. Tras la mutilación lo perdió todo y ahora trabaja en un supermercado en el que cobra únicamente 650 euros.
El hombre aún no ha podido hacerse la reconstrucción de su miembro, tiene problemas para orinar y para mantener relaciones. Asegura que ha necesitado ayuda psicológica y está a la espera de poder hacerse la reconstrucción, pero es un proceso largo.
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