Pablo María de la Cruz, acompañado de dos cargos religiosos, durante su ingreso hospitalario por padecer sarcoma de Ewing

SUCESOS

Fallece Pablo Alonso, el joven de 21 años que llevaba mucho tiempo enfermo de cáncer

Pablo Alonso padecía sarcoma de Ewing desde hacía seis años: “Mi enfermedad ya no se considera curable”

Salamanca está de luto. Pablo Alonso, un joven que padecía Sarcoma de Ewing, ha fallecido hoy a los 21 años. Pablo Alonso había entrado en la comunidad de Carmelitas hace menos de un mes como novicio, con el nombre religioso Pablo María de la Cruz.

El joven se encontraba ingresado en la habitación 615 del Hospital Clínico de Salamanca cuando decidió formar parte de la comunidad. “Es mi deseo consagrarme a Dios y vivir en obsequio de Jesucristo”, manifestó Pablo en su momento.

Pablo Alonso ingresó ‘in artículo mortis’, es decir, a punto de morir

A Pablo Alonso, natural de Salamanca, le diagnosticaron sarcoma de Ewing a los 16 años. Un tipo raro de cáncer que se produce en los huesos o en el tejido blando alrededor de los huesos y que, desgraciadamente, tiene una tasa de mortalidad muy elevada. Tan solo el 56 % de los adolescentes que lo padecen sobreviven a la enfermedad según datos de Stjude.

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Pablo Alonso había reconocido recientemente que los médicos le habían dado “unos cuantos” meses de vida. Cuando decidió entrar en Carmelitas, definió su enfermedad como “un cáncer que he ido arrastrando” y sintió “la llamada de Dios a la vida consagrada, y me ha concedido este milagrazo, porque según los médicos, mi enfermedad ya no se considera curable y va más rápido de lo que pensaba”.

“Y lo que quería comunicaros es lo increíblemente bonita que es la muerte en Cristo, que es algo que no da miedo, que es alucinante, y que es un tabú que yo creo que hay que romper”, reconoció a Tribunal Salamanca. Así pues, a pesar de que los médicos le dijeran que su vida ya tenía una cuenta atrás, no fue algo que le preocupara en exceso: “Me parece hasta mucho tiempo, ya de las ganas que tengo de poder encontrarme con el Padre”, llegó a reconocer.

Parece ser que encontró en la religión un refugio que le permitió amenizar su sufrimiento. “Yo me he encontrado con Dios en el sufrimiento, en la enfermedad, y gracias a la muerte en esta enfermedad, me voy con él, y esto es algo que me hace inmensamente feliz”, relató.

El próximo lunes, 17 de julio, tendrá lugar su funeral a las 10:00 horas en la iglesia del Carmen de Abajo de Salamanca. Descansa en paz, Pablo.