El asesino de la doctora Eva Abad pide rebajar los 24 años de condena
El marido de Eva le asestó 102 puñaladas con 3 armas blancas diferentes
El 24 de julio de 2019, Manel Pérez Sucarrats, un abogado residente en Terrassa (Barcelona), confesó haber matado a su mujer. Sobre las 9:30 de aquel 24 de julio, el abogado acudió a la comisaría de Policía Nacional de Terrassa para confesar en asesinato de su mujer: la doctora Eva Abad.
Pérez llevó a los agentes a la casa que vivía la pareja, en la calle Vapor Vell del conocido municipio barcelonés. Allí la policía encontró el cuerpo sin vida de Eva, a la que le había asestado 102 puñaladas. Según informó la policía tras la investigación, el brutal asesinato se llevó a cabo con tres armas blancas diferentes.
La Policía Nacional detuvo al asesino confeso de Eva, que ingresó en prisión donde está previsto que cumpla 24 años de cárcel. Al abogado se le condenó por un delito con agravantes de parentesco y discriminación por razón de género y atenuante de confesión. Por ello, durante 34 años no podrá acercarse a donde vivan, estudien o trabajen los hijos de la pareja, que tenían 12 y 14 años en el momento del crimen.
El asesino ha pedido que se le atenúe la pena impuesta
Ahora, Pérez, ha pedido al Tribunal Supremo de Justicia de Cataluña que se le atenúe la pena impuesta, ya que se encontraba en un estado pasional cuando mató a Eva. Según el asesino confeso, Eva le dijo que lo que ella quería era que se suicidase o se tirase por un puente, lo que provocó su estado de ira.
El asesino mantiene que su mujer le hizo un comentario hiriente y que no recuerda nada de lo sucedido hasta después del crimen. Pese a eso, la sentencia desmiente por completo la versión que ha sostenido Manel desde que se entregase en comisaria.
Por ello, los magistrados declararon que "la frase proferida por la víctima, aun pudiendo ser hiriente, no es suficiente para atenuar el desproporcionado desarrollo ulterior de la ejecución de estos hechos".
Además, el jurado declaró que no se habría podido probar que el asesino "sufriera un súbito descontrol emocional y alteración de sus capacidades intelectivas y volitivas que le llevó a apuñalar a Eva. La actitud del acusado cuando se presentó en comisaría inmediatamente después de haber cometido los hechos fue de serenidad y tranquilidad".
La sentencia probó que la intención de Manel era mata a su mujer "a sangre fría", y que por eso se reunió con sus hijos en una casa que tenían sus suegros en la playa. Por la noche volvió a Terrassa, donde pasó la noche con Eva y a la que mató la mañana del 24 de julio. No hubo nada improvisado en su decisión.
Una vida de maltrato
La doctora Eva Abad tenía 47 en el momento de su asesinato y trabajaba en el CAP de Terrassa. Pese a mostrarse amigable en su lugar de trabajo, su realidad al llegar a casa era completamente diferente.
Familia y amigos aseguraban que Manel y Eva tenían una relación basada en el miedo y la dominación que el asesino ejercía sobre ella, tanto en público como en privado. Varios testigos aseguraban que delante de sus amigos y conocidos, Manel la llamaba, entre otras cosas, "zorra" y "médico de mierda".
Manel imponía relaciones machistas con todas las mujeres de su entorno, incluso con su hija, que tenía 12 años en el momento del crimen.
El hermano de Eva se pronunció sobre la actitud del asesino. "Él siempre intentaba ser muy autoritario con su mujer, su hermana y su madre. Tenía actitudes de prepotencia y de querer imponerse siempre a las mujeres", aseguraba.
Pese los testimonios que aseguraban la relación de autoridad que Manel imponía a su mujer, el asesino confeso compareció en el juicio sin antecedentes de violencia machista.
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