Archivan el triple crimen de Burgos, 19 años después: 99 puñaladas y ningún culpable
La familia Barrio apareció asesinada en su piso de Burgos en 2004
El 7 de junio de 2004, la familia Barrios se rompió por completo. Aquella noche, Salvador Barrio, de 53 años, su mujer Julia Dos Ramos, de 47, y su hijo Álvaro, de 12, fueron brutalmente asesinados en su casa de Burgos.
Solo hubo un superviviente de aquella masacre: Rodrigo, de 16 años, que se encontraba internado en Aranda de Duero.
Horas previas al fatídico crimen
Horas antes del crimen, Salvador, Julia y sus dos hijos volvían a Burgos tras pasar el fin de semana en La Parte Bureba, el pueblo donde Salvador era alcalde. Aquella tarde, Salvador llevó a su hijo Rodrigo al colegio Hermanos Gabrielistas de Aranda de Duero, donde estaba internado.
Durante la madrugada del 7 de julio, alguien entró en el domicilio y apuñala a Salvador, Julia y a su hijo Álvaro. Al día siguiente, la familia de Salvador, acudió al domicilio y se encontró con la terrible escena.
El cuerpo de Salvador apareció en la cocina, con 50 puñaladas; Julia se encontró en el dormitorio, con 17 puñaladas más. En el pasillo, la policía encontró el cuerpo de Álvaro con 32 puñaladas. En total, 99 puñaladas que acabaron con la familia Barrio.
Alrededor de los cuerpos se encuentran huellas de zapatilla Dunlop Naviflash, de la talla 42-44. Dichas huellas también se encontraron en la puerta de la habitación de Álvaro, que se abrió de una patada.
En un primer momento, los investigadores barajaron la hipótesis de un robo, pero se descartó al no faltar nada de valor en el domicilio. Por ello, la policía se acogió al móvil de la venganza. Durante los años que duró la investigación se puso el foco en dos sospechosos
Rodrigo Barrio, el único superviviente, principal sospechoso
Las primeras pesquisas hacían pensar que Rodrigo, podría haber asesinado a sus padres y a su hermano pequeño. Según la investigación, Rodrigo pudo entrar al domicilio sin forzar la cerradura, matar a su familia y después marcharse al internado.
A esta investigación se la llamó ‘Operación Caín’. Las primeras hipótesis de la policía apuntaban a que Rodrigo había planificado el crimen bajo un trastorno del ‘príncipe destronado’. Y es que tras el crimen, el joven heredó casi un millón de euros.
En un primer momento, Rodrigo pasó a vivir con la familia materna, ya que era menor de edad, aunque más tarde esta la acusó de asesinato.
Dos años después del crimen, el 3 de junio de 2006, Rodrigo se dirigió públicamente a la ciudad de Burgos para condenar el crimen de su familia. Un año más tarde, el 12 de junio de 2007, Rodrigo fue detenido como posible autor del triple asesinato.
En el registro de su domicilio se encontraron las llaves del coche de su padre y un anillo de su madre, que la mujer llevó en el cuello hasta el momento del crimen. Además, la policía encontró unos dibujos en los que aparecía gente guillotinada. Pese a eso, ninguna de las pruebas fue considerada suficiente para un procesamiento judicial.
Por ello, 72 horas después de su detención, Rodrigo fue puesto en libertad. Aun así, el joven siguió imputado en el caso hasta 2010. Después de eso, Rodrigo denunció a su familia materna, ya que esta le había amenazado considerándole el asesino de sus padres y su hermano
Ángel Ruiz, un giro de 180 grados
La investigación por el asesinato de la familia Barrio quedó paralizado hasta el 25 de agosto de 2011. Ese día, Ángel Ruiz, un vecino de La Parte de Bureba, fue detenido por el atropello mortal de Rosalía Martínez, una vecina anciana de la localidad con la que había discutido.
Tras el homicidio, la Guardia Civil registró el domicilio de Ángel Ruiz y encontraron una prueba que lo relacionaba directamente con la familia Barrio: las llaves del despacho de Salvador. Además, se encontraron unas zapatillas Dunlop Naviflash y un arma blanca que podría haber sido el arma homicida, pero no se confirmó.
Los investigadores también descubrieron que Ángel fue el autor de las pintadas que aparecieron en el panteón de la familia Barrio, el día después del entierro.
Según aseguraba el detenido, a causa de la construcción del panteón de los Barrio, se tuvo que cortar una rama de un árbol que plantó su padre. Aquello enfureció a Ruiz, que pintó en el panteón palabras como “cabrón” o “hijo de puta”.
Además, el día del entierro de Salvador, Julia y Álvaro, se tuvo que parar la ceremonia varias veces por qué alguien no dejaba de hacer ruido con su tractor. Los investigadores creen que este fue Ángel Ruiz.
Ruiz fue condenado a 18 años de prisión por atropellar y matar a Rosalía Martínez. Aun así, el juez consideró que no se habían encontrado pruebas suficientes para incriminarlo por la muerte de la familia Barrio.
Ahora, hace poco más de una semana, el Juzgado número 2 de Instrucción de Burgos ha archivado la causa contra Ángel Ruiz. Según la Fiscalía, “no se ha plasmado prueba directa alguna” contra el sospechoso.
La Policía Nacional tenía 17 indicios para pensar que Ruiz fue el asesino de los Barrio, pero la fiscalía ha rechazado su valor. Fiscalía advierte de la “inexistencia de indicios sólidos y válidos que relacionen materialmente al investigado con los crímenes, con su lugar y tiempo de comisión”.
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