Sonia Iglesias, desaparecida en 2010
SUCESOS

13 años sin Sonia Iglesias: su asesino murió sin decir donde está su cuerpo

Su marido, el presunto asesino, murió sin confesar el paradero de Sonia

El 18 de agosto de 2010, a la joven pontevedresa de 38 años, Sonia Iglesias, se le perdió la pista. 

La mañana de aquel 18 de agosto, Julio Araújo, el marido de Sonia y el único sospechoso del caso, la dejó en el centro de Pontevedra antes de entrar a su puesto de trabajo en Massimo Dutti. Sonia nunca llegó a la tienda.

Durante diez años, la Policía interrogó a Araújo como posible asesino de su mujer, pero el hombre nunca confesó. Días después que la policía registrase el panteón familiar, pensando que el cuerpo de Sonia podría estar allí, Julio Araújo ingresó en el hospital. 

Tras aquel registro, el hombre había cogido una neumonía que se complicó por un cáncer de pulmón. Era septiembre de 2020, y jamás confesó que le pasó a su mujer. 

Desaparición y petición de divorcio

En 2010, Sonia Iglesias, de 38 años, madre de un niño menor de edad, nunca llegó a su puesto de trabajo en Massimo Dutti. Su marido, Julio Araújo, que no trabajaba y tenía serios problemas con la bebida, fue el último que la vio con vida. 

Sonia tenía planes de separarse de Araújo. Harta de él, que no buscaba trabajo y pasaba el día entre bares y máquinas tragaperras. Sonia le anunció a Julio que después de la comunión de su hijo, el 15 de agosto, él tendría que dejar la casa familiar. 

Pese a eso, Julio Araújo siempre sostuvo que su relación con Sonia iba bien y que en ningún momento ella le había manifestado sus deseos de separarse. De hecho, Araújo aseguró que el día de la desaparición de su mujer, habían mantenido relaciones sexuales. 

Además, Sonia había conocido a un hombre, un ciudadano que pasaba largas temporadas en Venezuela, y con el que se había ilusionado para empezar una nueva vida. Tras su desaparición, tanto este hombre como Araújo fueron investigados.

Tras la desaparición de Sonia, la policía reconstruyó sus últimos pasos. Aquella mañana, Sonia desayuno junto a Julio en la cafetería El Albero. Tras ello, Sonia acudió a una zapatería de la calle Arzobispo Malvar, y poco más tarde, se despidió de su marido. 

Sonia Iglesias, desaparecida en Pontevedra el 18 de agosto de 2010

Araújo, en su declaración, mantuvo que llevo a Sonia en su coche hasta la zapatería. Después de salir de la zapatería, Julio Araújo iba a llevar a su mujer al trabajo, pero como había un atasco, Sonia se fue andando. 

Los testigos afirman que vieron a Sonia sobre las 11:30 horas en la calle Oliva, pero allí se pierde su rastro. Los investigadores revisaron cámaras y tomaron declaración a diversas personas, pero ninguna prueba fue concluyente para saber qué le pasó. 

Una hora después de la desaparición de Sonia, Julio Araújo llegó a su casa y llamó desde el teléfono fijo a un primo suyo. Según la policía, Julio tuvo una hora para cometer el crimen y deshacerse del cadáver de su mujer. 

Pese a la insistencia de la policía por saber que hizo Julio aquella hora, él siempre respondió lo mismo: “Esa hora en la que no me tienen localizado es su problema, no el mío”. 

La cartera de Sonia en un poblado de droga y un chivatazo

La primera pista de lo que le ocurrió a Sonia Iglesias, la dio un joven toxicómano. El hombre, contó que había ido al poblado de O Vao a comprar cocaína. 

En la cuneta de la carretera que lleva a dicho poblado, el toxicómano encontró una cartera con cinco euros y la documentación de Sonia Iglesias. 

Los datos de la investigación situaron el teléfono de Julio Araújo en la zona del Monte Castrove, alejado del centro de Pontevedra, ideal para deshacerse de un cuerpo. 

Más tarde, la policía comprobaría que ese dato no era definitivo, ya que un diez por ciento de las llamadas de móvil hechas desde otras zonas de Pontevedra pitaban en esa zona. 

Julio Araújo, presunto asesino de Sonia Iglesias

En 2016, la comisaria de Pontevedra recibió un chivatazo que reabrió el caso de Sonia Iglesias. La novia del hermano de Julio Araújo, perjudicada por el alcohol, aseguró en un restaurante que Sonia estaba muerta. 

“Sonia Iglesias está muerta, la mató su pareja, Julio Araújo. Él y su hermano la llevaron a un cementerio y la enterraron en un nicho propiedad de la familia”, dijo la mujer. 

La policía registró los nichos del cementerio de San Mauro, propiedad de la familia Araújo, pero no encontraron nada. En esa inspección, la policía citó a Julio, que contrajo una neumonía por la que moriría poco después.

Declaran el fallecimiento de Sonia Iglesias

El 1 de enero de 2021, un juzgado de Pontevedra declaró oficialmente fallecida a Sonia Iglesias Eirín, después de que el único sospechoso de su desaparición muriese. 

Que declarasen a Sonia fallecida era la única manera de que su hijo, que ya era mayor de edad, pudiera recibir todo lo que su madre quería que fuese suyo. 

Durante los años en los que Sonia ya no estaba, su hijo creció con el presunto asesino de la mujer, su padre, Julio Araújo. 

Muchos policías que llevaron el caso, ahora retirados, aseguran que ellos fallaron al no encontrar a la mujer, pero que la “justicia divina” había acabado son el asesino de Sonia.

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