¿Vale la pena ducharse con agua fría? Te lo aclaro como nutricionista
Lo que puede parecer la panacea para muchos o una tontería para otros… va mucho más allá y según la ciencia presenta una variedad de beneficios
Para muchos, el hecho de sumergirse en una ducha fría puede sonar una experiencia desafiante, especialmente en las mañanas frías de invierno. Sin embargo, a pesar de que sé que es una práctica difícil de llevar a cabo, puede tener interesantes beneficios.
De hecho, cada vez son más personas las que exploran los beneficios de esta práctica ancestral. Desde mejorar la circulación sanguínea hasta fortalecer el sistema inmunológico, los defensores de esta práctica sostienen una amplia gama de beneficios.
Los beneficios de la ducha con agua fría
Si tú también te estás planteando empezar con esta rutina, presta atención a todos los beneficios que puede aportarte. Algunos de los más relevantes son los siguientes.
1. Mejora la circulación sanguínea
La temperatura fría del agua contrae los vasos sanguíneos, mejorando la circulación, reduciendo la inflamación y promoviendo la salud cardiovascular a largo plazo.
2. Mayor energía y vitalidad
Una ducha fría ayudará a despertar al cuerpo y la mente, proporcionando una dosis rápida de energía y potenciando el estado de alerta.
3. Fortalece el sistema inmune
Estudios sugieren que pueden activar el sistema inmune, aumentando la producción de glóbulos blancos y mejorando la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.
4. Reduce el estrés y mejora el ánimo
El shock que se produce con el agua fría puede desencadenar la liberación de endorfinas. Estas son las encargadas de promover la sensación de bienestar y reducir el estrés y la ansiedad.
5. Tiene beneficios para la piel y el cabello
Puede cerrar los poros de la piel y sellar la cutícula del cabello, mejorando la apariencia y la salud general de la piel y el cabello.
Los puntos negativos de la ducha con agua fría
Ahora bien, como todo, ducharse con agua fría también tiene sus contras. Aquí van los tres principales:
- Posible malestar inicial: puede resultar incómodo al principio para gente que no esté acostumbrada a temperaturas bajas. La clave es ir haciéndolo gradualmente.
- Riesgo de hipotermia: una cosa es agua fría, la otra es agua extremadamente fría... Debemos de usar el sentido común.
- Puede agravar enfermedades preexistentes: personas con problemas cardíacos, circulatorios o de la piel pueden experimentar ciertas complicaciones.
En conclusión… da el paso y empieza a ducharte con agua fría
Porque como veis, ofrece una serie de beneficios para la salud tanto física como mental. No quiere decir que tengamos que hacerlo de un día a otro, pero podemos comenzar gradualmente y aumentar poco a poco la duración y la intensidad de la exposición.
De todas formas, por mucho que parezca evidente, cabe decir que si en tu caso la tolerancia al agua fría es muy baja y te va a provocar más malestar que beneficios, no hace falta que te fuerces a realizar esta práctica.
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