Soy nutricionista y vengo a hablarte del té kombucha: ¿Es tan saludable como dicen?

Y como muchas otras modas... me sabe mal decirlo, pero la mayoría de sus efectos son habladurías y no beneficios reales, pero para ello vamos a conocer un poco sobre el té kombucha. 

¿Qué es el té kombucha? 

Se trata de un té al que se le añade azúcar y posteriormente se somete a una fermentación con un cultivo de bacterias y levaduras. Estas son denominadas scoby. 

Este scoby es como un disco viscoso que se come al azúcar que se la ha añadido al té. Posteriormente fermentan produciendo ácido láctico y alcohol. Esta graduación alcohólica variará dependiendo de la fermentación. 

Su sabor también varía en función del tiempo de fermentación, que va de los 7 a los 30 días. Con menos días de fermentación encontraremos un sabor más dulce y suave, mientras que con una fermentación más larga tendremos una kombucha con un sabor más agrio e intenso. 

De esta forma, la composición de la kombucha es té, azúcar (del 2 al 7%) y bacterias vivas. Además, tiene algo de graduación alcohólica, concretamente del 0.5 al 2%. 

Beneficios del té kombucha 

Encontramos miles de personas alrededor del mundo que consumen esta bebida prácticamente a diario por los múltiples beneficios que se le atribuyen. Estos provienen de las bacterias vivas que se usan para la kombucha. 

A estas bacterias se le atribuyen muchísimas propiedades: antienvejecimiento, reducción del colesterol y la presión arterial, mejor flora intestinal, prevención de la demencia… y como no, fortalecimiento del sistema inmune y prevención del cáncer. 

Siento chafaros el plan, pero una vez más, esto no es así. No hay evidencias científicas al respecto que puedan respaldar todas estas alegaciones. Sí es cierto que puede tener beneficios gastrointestinales, pero como con cualquier otro probiótico. 

Tanto por su graduación alcohólica como por su contenido en azúcares, no es una bebida que se pueda ir recomendando, sea comercial o casera.