Soy nutricionista y este es el motivo por el que no me fío del etiquetado Nutri-Score

El primer paso hacia unos hábitos de vida saludables empieza en el supermercado. Empieza realizando una buena lista de compra y cogiendo solamente lo estricto y necesario, además de saludable.

Es complicada la tarea de saber leer las etiquetas de los alimentos, ya que nos la cuelan con muchas palabras que no sabemos ni qué significan. Por eso, en España se usa desde no hace mucho tiempo, el sistema de etiquetado de “Nutri-Score”.

Pero, como os decía... cuidado, no es oro todo lo que reluce. Y es que, como nutricionista, ya te adelanto que la veracidad del Nutri-Score deja mucho que desear.

¿Qué es el Nutri-Score?

El Nutri-Score es un sistema de calificación de los productos envasados, etiquetando nutricionalmente los alimentos de forma frontal para ayudar al comprador a realizar una compra saludable.

Es un gráfico basado en una escala de 5 colores, de verde oscuro a rojo, similar a un semáforo. Además a cada color se le asocia una letra, de la A a la E. De esta forma, se califican los alimentos por más saludables (letra A y color verde) a menos saludables (letra E y color rojo).

Esta puntuación se obtiene teniendo en cuenta la cantidad de componentes a promover y la cantidad de componentes a limitar. Es decir, valora positivamente la presencia de proteínas, fibra… y penaliza la presencia de grasas, azúcares y sal.

Para entendernos, intentan traducir la información de la tabla nutricional a un gráfico muy visual y aparentemente fácil de comprender.

Leyendo todo esto, parece que sea la clave para entender mejor las etiquetas de los alimentos, ¿no? Pues no. El problema viene cuando encontramos unos cereales azucarados tipo Chocapic o cacao en polvo azucarado como el Nesquik con una letra A o B, es decir, saludables.

El motivo por el que no debes fiarte del Nutri-Score

Por ejemplo, vamos a basarnos en los dos productos mencionados anteriormente. Como son bajos en grasa y no aportan muchas calorías por ración, se les califica como saludables. Ahora bien, son muy altos en azúcar y en hidratos de carbono refinados, por lo que debemos evitarlos.

Por otro lado, nos encontramos con una mala clasificaicón en el aceite de oliva. Sabemos todas las propiedades que este tiene, contando con muchas grasas saludables y con grandes beneficios por la salud. Pues bien, por su alto contenido en grasas, se le ha etiquetado con una D, es decir, de lo peor en la escala.

También tenemos otros ejemplos como la Coca-Cola cero azúcares, etiquetada con una B, es decir, de lo mejor. ¿Y esto por qué? Porque este sistema considera que al no llevar azúcares ni calorías, es saludable, cuando ya sabemos que no. 

Es cierto que con algunos de estos productos han rectificado su valoración, pero igualmente ya veis que lo mejor es aprender a leer las etiquetas y no fiarnos del color verde o de la letra A.

Podemos encontrar mejores sistemas de etiquetado

En algunos países de Sudamérica encontramos otro tipo de etiquetado mucho más práctico que el Nutri-Score, y también de forma frontal. Se trata de unos octógonos en los que indica el elevado contenido en grasas, azúcar… De esta forma, solamente ver el producto ya te advierte de si lleva algo insano.

Además, otro punto muy a favor es que no se usan personajes infantiles para su comercialización, sin llamar así la atención de los más pequeños.