Soy nutricionista y te voy a decir por qué no existen los alimentos prohibidos
Posiblemente más de una vez has oído algo relacionado con un alimento prohibido, pero voy a explicarte, como nutricionista, por qué no creo que sea la solución
Miles de veces me he encontrado en consulta, pacientes que ya han acudido a otro dietista o nutricionista, pero por lo que sea, no les ha funcionado. La mayoría de estos me cuentan las dietas tan restrictivas que han pasado, la exigencia de sus pasadas dietas, y los listados de alimentos prohibidos.
Porque sí, hay profesionales de este ámbito que se dedican a etiquetar ciertas comidas como prohibidas. Hay otros que se limitan, y otros que se puede consumir libremente.
Pues dejadme deciros que, como nutricionista, pienso que los alimentos prohibidos no existen. La clave de la alimentación no es sacar alimentos y ya, la clave es tener una alimentación variada y equilibrada, con suficientes macronutrientes y micronutrientes, y pudiendo tener tus caprichos.
Más que prohibirlos, se debe de mirar el contexto. Y esto es muy fácil de explicar, veréis como rápidamente me vais a entender.
Como nutricionista, no creo en los alimentos prohibidos
Siguiendo lo que os comentaba, hay alimentos que se etiquetan como “alimentos prohibidos”. Pues bien, un alimento que fácilmente vamos a encontrar en esa lista es un donut, por ejemplo.
Claro, y pensaréis que es evidente que se prohíba un donut, ya que es bollería con muchísimo azúcar.
Este donut no lo vamos a aconsejar a una persona con un objetivo de pérdida de grasa, ya que no va a resultarle beneficioso. Ahora bien, vamos a cambiar totalmente el ejemplo.
Ahora, pensad en un deportista, un ciclista que, por ejemplo, tiene que hacer una carrera de 8 horas de duración. Entremedio, a este ciclista le irá genial el donut por el chute de azúcar que le va a dar.
¿Por qué no debemos de prohibir ningún alimento?
Volviendo al ejemplo que os he puesto anteriormente, a esa persona que no le vamos a aconsejar que se coma un donut si está en pérdida de grasa. Como os he dicho, no le vamos a recomendar que se coma este bollo, ya que para su objetivo nos interesa más bien poco.
Ahora bien, ¿y si os digo que es el único ultraprocesado que come en toda la semana esta persona? Pues ahí sí que se lo aconsejaría.
Debemos de tener equilibrio y, al menos yo, prefiero que alguien se coma un donut a la semana y le dé placer y le motive a seguir con el cambio de hábitos que tener que sacárselo del todo.
A veces pensamos que ayudamos a nuestros pacientes, pero tenemos que mirar el contexto. La parte psicológica es importantísima en un cambio de hábitos, y a veces sacar un donut semanal puede dar muchos más problemas de los que nos pensamos, empezando por ansiedad.
Como siempre digo a mis pacientes, hay que mirar dentro de nuestros pecados alimentarios que hacemos, cuáles podemos eliminar sin problema y con cuáles debemos de ser algo más flexibles.
Lo más importante, como os decía, es la base de la alimentación, ya que si llevamos unos buenos hábitos con comida saludable, un donut no nos va a hacer ni cosquillas. Por ello, contacta con un profesional de la salud adecuado si lo que quieres es hacer un cambio de hábitos.
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