Edredón a rayas plateadas doblado, en un círculo rojo sobre fondo de armario tras mujer de espaldas, llevándose las manos a la cara con desesperación
SOCIEDAD

La forma de guardar rápidamente el edredón sin ocupar mucho espacio en el armario

Así es como deberías guardar el edredón hasta el próximo invierno si no quieres que se estropee antes de tiempo

El siguiente truco es para salvar una de las cosas que más amas en tu vida: tu edredón. Porque, si tanto lo quieres, deberías cuidarlo correctamente para que te dure, cuantos más años, mejor.

Llegado el momento de guardarlo hasta el invierno siguiente, hay que saber como hacerlo. Por eso te contamos este truco infalible para que no te quedes sin una de tus cosas favoritas del invierno.

Si amas tu edredón, debes conocer la mejor manera de cuidarlo

Has probado a dormir de mil formas. Con sábanas y colcha, a la antigua, con edredón sintético, con mantas de lana y eléctricas. Y hasta con el truco de una bolsa de agua.

Pero nada comparable con aquel momento en el que por fin te encontraste con el edredón de tu vida. Si llegaste a alcanzar el éxito de encontrarlo, ¿cómo vas a querer perderlo?

A la hora de guardar nuestro edredón de cara al verano, el truco está en hacerse con una bolsa hermética. Pero hay que fijarse en los detalles, pues cualquier descuido puede hacer que se estropee fácilmente.

Con un almacenamiento correcto, ni el tacto, ni su singular acolchado, ni la capacidad de calentar van a disminuir. A pesar de que haya estado guardado durante tres, o incluso cuatro meses, apretado en el altillo y sin respirar.

Cómo evitar que tu edredón se estropee paso a paso

No solo el almacenamiento, sino también la limpieza de tu edredón es crucial para que no pierda ni su forma, ni su suavidad ni su capacidad de hacerte descansar como ninguno.

1. ¿Qué dice la etiqueta?

Error de principiantes es pensar que en todas las etiquetas de un tipo de prenda se dan las mismas indicaciones de lavado. La verdad es que, cada fabricante, tiene las suyas.

2. Usa una aspiradora

Y no para quitarle el aire una vez guardado en la bolsa. Eso sería demasiado obvio. Si no para retirarle, con cuidado, todo el polvo posible antes de almacenarlo durante meses.

Lo mejor es usar la boquilla de la aspiradora que más se asemeje a un cepillo suave. Así eliminaremos el polvo y todos sus alérgenos del edredón. Este es, tal vez, el truco más importante.

3. Límpiale las manchas

Limpia las manchas del edredón una a una y a mano. Para ello, utiliza un buen quitamanchas según las indicaciones del fabricante que, seguramente, te dirá que dejes el producto actuar unos minutos.

Esta parte es importante porque estas son las típicas manchas que, si no se tratan al momento, luego cuesta mucho más deshacerse de ellas.

4. Puedes lavarlo en la lavadora

Aunque tu lavadora sea la más grande del mundo, mete tu edredón a lavar solo, sin nada más en el bombo. El truco aquí es que, cuanto menos apretado esté, menos se dañará.

Es importante que el detergente sea suave y que si usas suavizante sea muy poca cantidad. Deberás ponerlo en un programa delicado y a una temperatura fría.

Y aquí un truco para que el edredón, si es blanco, quede más blanco todavía. Échale un chorrito de vinagre dentro de la lavadora, ya verás cómo queda.

5. El secado es un punto importante

Tal vez ya lo conocías, pero hay que decirlo porque este es el paso más importante para que el edredón no pierda su mejor virtud. Su acolchado sin igual.

Y es meterlo en la secadora junto a unas cuantas pelotas de tenis. Estas, entre tanta vuelta, se encargarán de golpear el edredón por todas partes para que el relleno quede aireado de forma regular.

6. Por último, el almacenamiento

Continúa aireando el edredón en un espacio libre de humedad para asegurarte que el secado sea total y profundo. Solo entonces, podrás guardarlo sin miedo.

Y ahora es cuando llega la sorpresa y el punto más importante para que no se te estropee. Y es que el truco no está en guardarlo en una bolsa hermética. 

Al contrario, precisamente, necesita que el aire siga circulando por su cuerpo para que no aparezcan la humedad ni el moho entre los pliegues.

Y el último truco (¡prometido!) es fijarte en el lugar en el que lo guardas. Sea un armario, un altillo o debajo de la cama. Asegúrate de que, también, sea un lugar seco. 

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