Una clienta arremete contra Lidl tras hacer la compra: 'Os pasaré la factura'

Una clienta de Lidl se ha revuelto contra ellos en sus redes sociales esta misma semana, concretamente el 6 de noviembre. No ha tenido piedad del supermercado después de publicar un par de fotografías en su cuenta de X acusando a la empresa de vender productos caducados.

En este caso, se trata de un yogur de la marca Pastoret en su especialidad de 'kefir con leche de vaca de pasto'. La mujer en cuestión, incluso ha mencionado en el mensaje que ha publicado en X a la conocida cadena de supermercados. Y es que no se podía esperar que se fuese a llevar a casa un alimento que había caducado dos semanas antes.

"¿Cómo vendéis productos caducados, Lidl? Llego a casa y veo que caduca el 23 de octubre de 2023", sentenciaba ella muy contrariada con la cadena de supermercados.

Lidl responde ante la crítica

Lidl no ha tardado en contestar, lo hacía horas más tarde con otro mensaje en la misma red social. "En cualquier caso, puedes acudir a tienda con el producto y el ticket para que puedan ayudarte", expresaban desde las redes sociales del supermercado.

La respuesta de la clienta no se ha hecho esperar y les ha espetado lo siguiente. "Esa solución está muy bien, pero hay que responsabilizarse en tienda de lo que vendéis. Se lo ha comido mi perro".

"Si le pasa algo, os paso la factura del veterinario", denunciaba esta mujer. Y es que no esperaba que Lidl vendiese un yogur caducado desde hacía tantos días.

Así las cosas, Lidl ha vuelto a responder intentando saber la tienda en la que había ocurrido este grave descuido. "¿Nos puedes indicar en qué tienda ha sucedido para poder avisar a los responsables del establecimiento y así asegurarnos de que siempre te ofrecemos los productos más frescos?".

Finalmente, la mujer ha contestado que la tienda se localizaba en la calle Bravo Murillo de Madrid. Veremos si esta clienta recibe algún tipo de compensación después de sufrir este percance con Lidl. Una compañía sobre la que ha cargado públicamente después de comprobar que habían vendido un alimento que nunca debería haber estado a la venta.