Primer plano de la Ministra de Igualdad de Podemos Irene Montero con cara triste
POLÍTICA

Víctimas de la violencia de género cargan contra la Ley Trans

El caso del maltratador sevillano que dice ser mujer es la gota que colma el vaso

El caso de Antonio –ahora Milan- es la gota que ha colmado el vaso. Después de que este condenado por maltrato haya aprovechado las mal cosidas costuras de la Ley Trans para intentar ser indultado y salvarse de la pena, la paciencia se acaba. Quien se planta es el Consejo Nacional de Mujeres y Menores Resilientes a la Violencia de Género.

Imagen de Ione Belarra, Irene Montero y Alberto Garzón en el Congreso de los Diputados

¿Qué piden exactamente?

Ni más ni menos que lo mismo que la gran mayoría de la población. Y eso no es otra cosa que una “revisión y un ajuste” de los artículos de la Ley Trans que permiten “acciones fraudulentas y situaciones dañinas para mujeres, menores y otras víctimas de la violencia machista”. Conocidos ya los resquicios de la defectuosa norma que inspiró la todavía ministra de Igualdad Irene Montero, todo se complica. Y lo hace porque hay muchos elementos que indican que los violadores y maltratadores que van a declarar sentirse mujeres para evitar la cárcel serán legión.

Duplicar el daño

Y es que la situación revicitimiza a personas que, y de eso se olvida la ministra en funciones, ya han rebasado en muchos casos el límite de lo soportable. El Consejo, por boca de su portavoz Elena Ramallo, quiere cambios. Y esos cambios se deben hacer “desde el conocimiento y no desde ideologías políticas y en base a casos que demuestran sus consecuencias”. Una Ley que duplica el daño a la víctima y permite al victimario echar mano de subterfugios para librarse de la pena que le corresponde es, sin duda, una mala norma.

Teoría Queer

La Ley Trans, conviene no olvidarlo, nace en su planteamiento de la Teoría Queer, cuyos apóstoles mantiene que los individuos tienen una identidad u otra en función de su autopercepción. En este sentido, la norma es clara: los condicionantes físicos no cuentan y cada uno puede ser lo que considere.

Por eso, el maltratador Antonio no ingresa en una cárcel masculina. No lo hace porque la norma avala su último acto de maltrato: definirse como mujer y registrarse como tal para reírse en la cara de sus víctimas y la de todos. La Teoría Queer está bien como juego intelectual e, incluso, como planteamiento de debate, pero no puede inspirar leyes.

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