Se extiende la revuelta contra la subida de impuestos en municipios de Cataluña

Igualada sigue la estela de Reus y sale a la calle contra la subida de impuestos perpetrada por el ayuntamiento. Centenares de vecinos se han concentraron anoche en la capital de L’Anoia, en una protesta que ha acabado con escenas de tensión. Unas setenta personas irrumpieron en el edificio consistorial.

Es el resultado de la explosión de indignación vecinal contra el gobierno que preside Marc Castells, de Junts per Igualada. El pleno municipal se reunió ayer para aprobar un aumento del 8,9% de las tasas, con especial atención al IBI. Inicialmente estaba previsto un incremento del 11% del impuesto de bienes inmuebles.

Finalmente, Junts per Igualada pactó con Som-hi (PSC) los presupuestos de 2024, que incluyen una subida del 7% del IBI. Además, se aprobó el recargo del 50% sobre los pisos vacíos y la subida del 28% en el impuesto de las basuras. El pleno estuvo marcado por la tensión tanto dentro como fuera del consistorio.

Tensión dentro y fuera del ayuntamiento

Centenares de personas se reunieron fuera del ayuntamiento momentos antes de que comenzara el pleno de la discordia. Los ánimos fueron a más hasta que los vecinos intentaron entrar en el ayuntamiento, y algunos lo consiguieron. El alcalde tuvo incluso que suspender la sesión durante una hora.

En el salón de plenos, el alcalde cargó duramente contra la CUP acusándolos de mentir y comparándolos con Vox. Los cupaires acusaron al gobierno de subir los impuestos para pagar los sueldos, y este respondió que “se han convertido en el Vox de Igualada”. Castells rechazó el discurso “demagógico y populista” de los anticapitalistas.

El alcalde justificó la subida de impuestos por la “infrafinanciación” de los municipios por parte de los gobiernos español y catalán. De hecho, enmarcó la decisión en una subida impositiva generalizada en toda Cataluña. Precisamente, horas antes tuvo también una protesta masiva en Reus contra el ayuntamiento.

El ayuntamiento de Reus aprobó subir los impuestos del IBI, la construcción, las terrazas, la recogida de residuos y el servicio de grúa, entre otros. Esto fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los vecinos. Centenares de ellos se echaron a la calle, llamando “ladrones” a sus dirigentes y pidiendo su dimisión.