Una persona con vestimenta religiosa blanca y un fondo de símbolos coloridos sobre un diseño de planeta.
POLÍTICA

El Vaticano y la Agenda 2030: ¿Punto de inflexión?

El nuevo pontífice tendrá que decidir si seguir empujando el globalismo o sumarse a la nueva inercia de los tiempos

La sucesión papal tras la muerte del Papa Francisco ha abierto una guerra ideológica en el seno de la Iglesia Católica. El núcleo progresista de la curia aspira a preservar el legado del Papa Francisco y avanzar en su agenda reformista. Los conservadores quieren impulsar un cambio de rumbo acorde con la nueva tendencia en la política mundial.

Un cardenal de pie junto a un ataúd abierto con un cuerpo vestido con vestimentas religiosas mientras un guardia suizo está de pie al fondo en una sala con decoración religiosa.

El Papa Francisco trató de asegurar la continuidad de su legado con el nombramiento de prelados fieles a su línea. Pero la presencia de muchos nuevos cardenales hace que sea uno de los cónclaves con más división e incertidumbre.

También será uno de los más relevantes, dada la coyuntura geopolítica actual que marca un cambio de era.

Una de las claves del nuevo pontificado será su posición en relación a la Agenda 2030. El Papa Francisco se adhirió a ella con entusiasmo, aunque con matices. Pero los vientos de cambio que soplan en plena revolución antiglobalista hacen pensar en un posible giro del Vaticano.

El Vaticano y la Agenda 2030

El Papa Francisco llegó al trono papal en 2013 con la promesa de modernizar la Iglesia tanto a nivel orgánico como teológico.

Aunque no logró muchos de los cambios que pretendía, sí abrió el debate en torno a cuestiones como el aborto y la homosexualidad. También se mostró cercano con los líderes progresistas mundiales, y sensible a temas como la inmigración y el ecologismo.

En 2015 sentó las bases ideológicas de su mandato en un histórico discurso antes las Naciones Unidas donde defendió la Agenda 2030. Hace solo un año, volvió a insistir en la necesidad de acelerar los propósitos de la agenda globalista. 

Pero ni el propio Francisco pudo eludir las reticencias de la Santa Sede a puntos de la Agenda 2030 como la ideología de género. El Vaticano se manifestó contrario al término "empoderamiento" de la mujer, y recordó que el género está sujeto al sexo biológico (hombre-mujer). Así mismo, el nuncio mostró su disconformidad con el reconocimiento del derecho al aborto.

Dos líderes religiosos conversan mientras un guardia observa en el fondo.

La Agenda 2030 pone a la Iglesia Católica en un brete, porque es difícil de justificar la no adhesión a propósitos como erradicar el hambre en el mundo. Pero la muerte del Papa Francisco acontece en pleno movimiento pendular, del cual el nuevo pontífice no podrá ser ajeno.

¿Servirá esto para abrir el debate sobre los verdaderos objetivos de la agenda globalista?

¿Un Papa menos buenista?

La Agenda 2030 ha sido identificada como un plan de las élites globalistas para imponer su ideología a través de loables propósitos. Mediante la formulación de buenos propósitos, empujan a los países a asumir una agenda uniformadora que desprecia las necesidades objetivas de cada país y sus formas de vida. Implica además altos costes económicos para las clases medias, cada vez más empobrecidas.

El nuevo pontificado tendrá que decidir si empujar hacia la aceleración de la agenda globalista como propuso el Papa Francisco. O levantar el freno de mano para volver a la ortodoxia de sus predecesores, Benedicto XVI y Juan Pablo II. ¿Vamos a ver a un Papa menos buenista?

Una persona mayor con vestimenta religiosa blanca y un sombrero pequeño saluda con la mano levantada y una expresión amable.

Igual que Juan Pablo II coincidió con Reagan y Benedicto XVI con Bush, el nuevo pontificado iniciará su mandato en la era de los Trump y los Milei. También con una oleada conservadora en Europa, que está revisando sus políticas migratorias. Será inevitable que el nuevo Papa se enfrente a temas como la inmigración, el aborto, el ecologismo y la amenaza islamista.

El Vaticano no forma parte de la ONU y por lo tanto no puede ni adherirse ni rechazar la Agenda 2030. Pero su posicionamiento sobre la agenda globalista será crucial para seguir moviendo el péndulo hacia la derecha o intentar resistir a la incercia de los tiempos.

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