El último baile de Pedro Sánchez y Pere Aragonès

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, se reúnen esta mañana. La reunión servirá para escenificar el traspaso del Ingreso Mínimo Vital (IMV). Pero a nadie se le escapa la importancia de esta reunión al más alto nivel entre ERC y el PSOE, en la recta final de las negociaciones por la investidura de Salvador Illa y la formación de gobierno en Cataluña.

La de hoy será también la última reunión a nivel institucional entre Pedro Sánchez y un Pere Aragonès que anunció su retirada de la primera línea política.

La relación entre ambos ha pasado por varias fases. Una primera fase de acercamiento que parecía llegar a su cumbre con las reuniones de la mesa de diálogo entre 2020 y 2022. Luego una fase de distanciamiento, cuando el PSOE dio por cerrado el procés con la aprobación de los indultos, y finalmente un nuevo acercamiento tras las elecciones del 23-J.

Con todo, la mesa de diálogo ha sido siempre el gran símbolo del cambio de rumbo de ERC en el postprocés y su acercamiento al PSOE.

Nació fruto de las negociaciones por la investidura de Pedro Sánchez a principios de 2020. Esquerra lo veía como un instrumento que tenía que llevar a la resolución del conflicto catalán vía referéndum de autodeterminación, mientras que los socialistas lo vendían como el apaciguamiento del conflicto catalán. La realidad es que la mesa solo se reunió tres veces y con acuerdos irrelevantes antes de que Pedro Sánchez diera por finalizado el Procés con la firma de los indultos.

Solo la necesidad del PSOE tras el 23-J resucitó la mesa de diálogo, que volvió a enfriarse tras la caída del Govern de ERC y el reciente ciclo electoral (12-M y 9-J). Sánchez y Aragonès vuelven a encontrarse hoy para traspasar el Ingreso Mínimo Vital, aunque da la sensación que lo que habrá en realidad será un traspaso implícito de poder en Cataluña.

Pere Aragonès hará su último servicio

El 26 de agosto finaliza el plazo para investir a un candidato antes de ir a unas nuevas elecciones en Cataluña. ERC juega al despiste enfriando las negociaciones y subiendo el precio de la investidura, pero todo parece ir hacia una misma dirección. Pere Aragonès quiere prestar un último servicio a su partido y trasladará esta mañana al presidente del Gobierno su propuesta de financiación singular para Cataluña.

Desde el Govern aseguran que la reunión de hoy no va de la investidura, y de hecho quieren transmitir la idea de que la pelota está ahora en el tejado del PSOE. Consideran que ahora le toca a Pedro Sánchez mover ficha, respondiendo al ultimátum que el ha planteado Esquerra -o financiamiento singular, o elecciones anticipadas. 

Pero el acuerdo de esta semana sobre la deuda de Rodalies y la delicada situación de ERC invitan a pensar que el acuerdo de investidura es cuestión de días. El acuerdo de 1.058 millones de euros para Rodalies y el inicio del traspaso del servicio a partir de 2025 culmina los compromisos bilaterales acordados en el marco de la negociación para la investidura de Pedro Sánchez. Pero muestra también la buena sintonía entre republicanos y socialistas mientras negocian el Govern de la Generalitat.

Hacia la investidura de Salvador Illa

A estas altura, parece que los republicanos tienen más que perder si las negociaciones por la investidura de Salvador Illa naufragan. La repetición electoral condicionaría los pactos en materia de transporte público y financiación, y arrojaría a ERC a una más que posible debacle electoral. 

En ese sentido, se puede leer la reunión de hoy como la voluntad de Pere Aragonès de acercar posiciones y allanar un poco más el camino para el acuerdo ERC-PSC.

Eso indica que la escenificación de hoy es un punto final porque será única reunión de Sánchez y Aragonès, pero a la vez marca una línea continuista. ERC seguirá siendo el socio preferente de los socialistas en Madrid y en Cataluña. Los socialistas sostendrán a una Esquerra tocada de muerte, y ERC permitirá la investidura de Salvador Illa, crucial para el proyecto de Pedro Sánchez también en crisis.