La última ocurrencia woke: no hay que juzgar la mutilación genital femenina
La periodista Macarena Baena ofrece 'pautas para escribir correctamente sobre esta práctica'
Hoy martes, 6 de febrero, se conmemora el Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Según la Organización Mundial de la Salud, 200 millones de mujeres y niñas son víctimas de esta práctica en treinta países de África, Oriente Medio y Asia. En España hay más de 3.600 menores en riesgo de sufrir mutilación genital femenina cuando viajan a sus países.
Pese al salvajismo y la crueldad de esta práctica, reconocida internacionalmente como una violación de derechos humanos, la periodista Macarena Baena pide no juzgarla. En un delirante texto en las redes sociales, ofrece “algunas pautas periodísticas para escribir correctamente sobre esta práctica”. Una demostración más de la deriva woke para justificar el relativismo cultural.
'No juzgues ni estigmatices'
La periodista define la mutilación genital femenina como “una violación de los derechos humanos y una forma de violencia machista”. Pero pide “no describirla a partir del concepto de alteridad cultural para evitar estereotipos y malentendidos”. A continuación pide tener en cuenta que “cuando una familia mutila a su hija lo hace porque desea protegerla contra el enigma y la exclusión”.
La periodista explica que “una mujer que ha sido sometida a la mutilación es aceptada socialmente y está lista para casarse”. Por todo esto, concluye con una recomendación sorprendente, “no juzgues ni estigmatices”. En la cumbre del delirio, aconseja utilizar un “lenguaje integral, respetuoso y no estigmatizador”.
“No promuevas el discurso de odio con términos como ‘salvaje’, son ofensivos para las comunidades afectadas. No utilices titulares o términos sensacionalistas”, aconseja Macarena Baena en sus pautas. Por ejemplo, en lugar de “comunidades que llevan a cabo la práctica” propone utilizar el término “comunidades afectadas”.
'En todos los continentes'
Además, la periodista intenta desligar esta práctica de una región concreta, y afirma que “ocurre en todos los continentes excepto en la Antártida”. También añade que “en varios países africanos no se practica” y que “la mutilación genital femenina no es solo una problemática africana”.
Igualmente, afirma que la mutilación genital femenina “no está prescrita por el Islam ni por ninguna otra religión”. Además, subraya que “también se practica en las comunidades cristianas”. Por todo esto, Macarena Baena concluye que “no es una práctica musulmana o una práctica religiosa”.
Asombro e indignación
Según las Naciones Unidas, la mutilación genital femenina se practica en 29 países del África, algunos grupos étnicos de países asiáticos y lugares de Oriente Medio como Omán, Yemen, Iraq y Palestina. También matiza que “en muchos países occidentales se practica entre poblaciones procedentes de zonas donde la práctica es común”. Pese a no ser una práctica arraigada en el Islam, organizaciones como el Estado Islámico han ordenado “la ablación de todas las mujeres para alejarlas del libertinaje y la inmoralidad”.
Como era de esperar, la guía de buenas prácticas de Macarena Baena ha suscitado la reacción de muchos entre el asombro y la indignación. “Cierto, la mutilación genital femenina no es patrimonio del África en absoluto. En Barcelona no hay familia que no la haya practicado, oye, y sus motivos tendrán, no hay que juzgar en caliente”, dice uno tirando de ironía.
Hay quien indica que “cuando se ve el mínimo atisbo de machismo en una sociedad occidental se pone el grito en el cielo, pero ante estas burradas, oye, que no se ofendan…”. Incluso feministas arremeten contra el texto de Macarena Baena. “Es una salvajada y punto” o “el buenismo no tiene límites” son algunos de los comentarios.
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