El tiempo corre contra Alberto Núñez Feijóo y ya pasa factura al PP catalán

Faltan 52 días para las elecciones catalanas y el Partido Popular aún no tiene candidato oficial. Todo indica que será Alejandro Fernández, el actual líder, pero Alberto Núñez Feijóo evitar hacerlo público. En un inicio intentaba buscar algún sustituto de garantías -algo que parece no haber encontrado-, mientras que ahora no sabe cómo confirmarlo sin parecer que ha perdido la partida. El problema, tanto para Feijóo como para los populares catalanes, es que el tiempo corre, los otros partidos ya están haciendo campaña y ellos siguen esperando.

El discurso oficial de Génova es que se está pactando con Ciudadanos las condiciones para una coalición electoral. Los dos partidos concurrirían juntos y se sumarían a las listas personalidades del entorno constitucionalista de Cataluña. Lo que sucede es que tienen poco tiempo para confirmar la coalición y desde Barcelona no gusta que la decisión se tome en Madrid. En este contexto, Alberto Núñez Feijóo podría encontrar una salida a su propio laberinto: él decide las condiciones del acuerdo con Ciudadanos, pero Alejandro Fernández es el candidato.

Mientras tanto, Ignacio Garriga ya ejerce como candidato in pectore de Vox y se ha lanzado a por el voto constitucionalista. Las perspectivas del partido de Abascal en Cataluña no son malas y competirá con el PP para un espacio político al alza y que además se quiere repartir los escaños de Ciudadanos. Cada día que pasa el PP sin candidato oficial en Cataluña es un autogol, algo incomprensible cuando son a las puertas de un resultado electoral óptimo.

Las bases, con Alejandro Fernández

Tres de cada cuatro juntas locales del PP catalán están al lado de Alejandro Fernández. Concejales populares y diputados catalanes han mostrado su apoyo en redes con la etiqueta #YoConAlejandro. Hasta Esperanza Aguirre ha hablado públicamente a favor del de Tarragona. El problema es que en Génova no olvidan su pulso y creen que su actual president en Cataluña no casa con determinados sectores catalanes, como Foment o la Cambra de Comerç.

La estrategia de Feijóo pasa por un PP catalanista, al estilo de su papel en Galicia, algo que Alejandro Fernández ni quiere ni puede representar. El líder catalán cree que su formación debe ser dura con el procesismo, más ahora tras la ley de amnistía y sus acuerdos con Pedro Sánchez. Feijóo representa una moderación que en Cataluña se entiende en cierto modo como rendición.

Lo que queda claro es que la estrategia de Madrid dista mucho de la de Barcelona y aquí Alberto Núñez Feijóo tiene un problema. Si echa a Alejandro Fernández, deberá explicar muy bien por qué, más ahora que el tarraconense goza de popularidad y buenas perspectivas electorales. Si lo mantiene, pero tarda días, está dando vía libre a otras formaciones para arañar votos y cuestiona el liderazgo de su candidato.

En política, dejar las decisiones para más adelante nunca lleva buenos resultados. El liderazgo no quiere decir mano de hierro o exigir servidumbre, todo lo contrario. Feijóo debe entender que Alejandro es un activo del PP catalán, seguramente con los dos alcaldes que tiene, el más importante. Los inventos improvisados y por venganza nunca funcionan.