Un hombre de mediana edad con cabello oscuro y traje sonríe ligeramente frente a un fondo azul.
POLÍTICA

La tercera vida de Manuel Valls: de hacer alcaldesa a Colau a repetir como ministro

Ha sido elegido como ministro de Ultramar en medio de la tormenta política en Francia

Un camaleón, un superviviente, un adicto a la política. Son los apelativos que podrían atribuirse a Manuel Valls, el político hispano-francés que ahora vuelve a la actualidad por su elección como ministro en Francia. El primer ministro François Bayrou le ha designado ministro de Ultramar en el nuevo ejecutivo para salir de la crisis.

Una imagen ha vuelto a inundar las redes sociales estas últimas horas. La de Ada Colau abrazándose a Manuel Valls tras ser reelegida alcaldesa de Barcelona en 2019 gracias a sus votos. Aquella foto persiguió durante mucho tiempo a Colau, debido a la impopularidad de Valls en la Cataluña procesista.

Dos personas se saludan con un beso en la mejilla en un evento formal, rodeadas de otras personas.

Envuelto siempre en la polémica, el declive de su proyecto en las municipales de 2023 le alejó definitivamente de la política barcelona y catalana. Ahora ha encontrado acomodo en el gobierno francés, acechado por la crisis política en el país galo. Es la tercera vida de Manuel Valls.

Su primera vida como ministro socialdemócrata

Hijo de un catalán y una italiano-suiza afincados en Francia, Manuel Valls cogió el carnet del Partido Socialista Francés cuando tenía 17 años. Se alineó con la corriente socialdemócrata liberal frente al ala izquierdista de François Mitterrand. Escaló rápidamente en la jerarquía del partido hasta ser jefe de comunicación del primer ministro Lionel Jospin entre 1997 y 2002.

En los dos mil la vida política de Manuel Valls alcanza un dinamismo frenético. Primero como alcalde de Évry, luego como diputado nacional e inmerso en las disputas internas por la sucesión en el Partido Socialista. Pese a haber apoyado a Ségolene Royale contra François Hollande en las primarias de 2008, acabó como ministro de Interior en el gobierno de Hollande.

Su etapa como ministro de Interior fue de lo más controvertida al aplicar la mano dura siendo incluso acusado de racista. Aquellos fueron los años del giro a la derecha de Manuel Valls. Luego sería elegido como primer ministro del gobierno en crisis, hasta su caída en 2016 y su salida del Partido Socialista tras perder las primarias.

Valls en la Cataluña procesista

El giro a la derecha durante el Gobierno de Hollande allanó su camino para enfrentarse a la izquierda y el procesismo en Cataluña. Se presentó en las elecciones municipales de 2019 en Barcelona con su propia marca y en coalición con Ciudadanos. La izquierda y el procesismo le caracterizaron como un político españolista y de extrema derecha.

Aunque aspiraba a pelear con Colau, su impopularidad le acabó pasando factura y acabó en cuarto puesto. Sin embargo, sus tres diputados fueron clave para la reelección de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona. Manuel Valls le ofreció su apoyo incondicional para evitar a toda costa un gobierno independentista en la ciudad condal.

Su paso por la política municipal barcelonesa no estuvo exenta de polémica. PSC, ERC, Comuns y Junts aprobaron una declaración institucional de rechazo a su figura. El motivo, la condena del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) por la expulsión de un campamento de gitanos durante su etapa como ministro de Interior.  

Manuel Valls vuelve a la alta política

Pese a la campaña antivalls desde varios sectores de la política catalana, sonó como candidato a las generales de 2019 y las catalanas de 2021. FInalmente dejó su acta de concejal, y su proyecto político sufrió un duro revés en las municipales de 2023. Bayrou le elige ahora como miembro del nuevo gabinete francés, tras la moción de censura de la ultraderecha y la extrema izquierda.

Bayrou ha apelado a la "audacia política" de Manuel Valls para completar un ejecutivo parapetado en el centroderecha macronista. Con Valls quiere dotar al gobierno de prestigio y a su vez ampliar el espectro hacia la socialdemocracia conservadora. Más allá de las críticas, el exconcejal de Barcelona demuestra así tener una gran capacidad de reconversión política.

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