El verdadero temor de una repetición electoral: El ascenso de Sílvia Orriols
Un politólogo cuenta lo que podría pasar si los partidos procesistas bloquean y fuerzas unas nuevas elecciones
Los partidos procesistas siguen haciendo la digestión de los resultados electorales del 12 de mayo, que arrojan un negro panorana para ellos. ERC intenta sortear la crisis interna con dimisiones y el extraño amago de su presidente, Oriol Junqueras, que dice que se va para volver. Mientras, Puigdemont juega al despiste planteando como real una opción tan ficticia como que quien ha ganado las elecciones en votos y en escaños de manera clara le haga presidente.
La situación parece muy clara, y se trata de una dicotomía que el politólogo Oriol Bartomeus ha puesto encima de la mesa de El Cafè d’Idees de TVE: o gobierno de Illa, o nuevas elecciones.
Tras las elecciones y viendo el percal, la prensa procesista dio pábulo a una teoría según la cual ERC y Junts tenían que bloquear un gobierno del PSC para forzar nuevas elecciones. El problema, según Bartomeus, es que “la repetición electoral sería un suicdio colectivo para la clase política catalana”. Las estimaciones apuntan ya a una espectacular subida de Aliança Catalana, que entraría con grupo propio en el Parlament, con 8-10 diputados.
Dice el politólogo en CTXT que la debacle fue porque “ni la propuesta de ERC ni la de Puigdemont levantaron del sofá al independentista cansado” y que “solo un partido logró movilizar a un segmento significativo del voto”. Este partido fue Aliança Catalana.
Si Junts y ERC encontraran la forma de renovar la ilusión del votante indepe con un proyecto unitario que rompiera sus alianzas con Madrid y volviera a la vía unilateral, la cosa podría cambiar. Pero esto parece imposible, ya que Junqueras y Puigdemont no renunciarán a su última batalla por la hegemonía del movimiento. Y eso dinamita cualquier posibilidad de la unidad independentista, lo cual significa más división y más desafección.
Aliança Catalana, en ascenso
El hundimiento del procesismo va a favor de Aliança Catalana, que se alimenta sobre todo de un voto de castigo a los partidos tradicionales. Si Junts y ERC bloquean y fuerzan unas nuevas elecciones pero no reconstruyen la unidad, lo más probable es que se cumplan los presagio de Oriol Bartomeus. De hecho, podría ser la estocada definitiva para Puigdemont y Junqueras, más cerca que nunca de su muerte política.
Otra opción es intentar reconstruirse desde la oposición, esperando tiempos mejores y con una Aliança Catalana presente pero residual (solo dos diputados). Si hay una repetición electoral y el voto de Aliança Catalana se dispara, el procesismo puede entrar en una crisis definitiva de incierto desenlace.
Se mire como se mira, el procesismo es un proyecto en declive y Aliança Catalana una opción en auge. Este es el verdadero temor de ERC, Junts y la CUP, el ascenso de Sílvia Orriols a costa de su hundimiento sinfín.
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