
Sílvia Orriols: 'No aceptamos lecciones de democracia de la CUP'
La alcaldesa de Ripoll denuncia que la CUP 'sí son extremistas de extrema izquierda'
La líder de Aliança Catalana y alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, protagonizó hace pocos días una intervención en el ayuntamiento de Ripoll que se ha hecho bastante viral. La alcaldesa respondía al grupo municipal de la CUP, que, según dijo Orriols, quería dar “lecciones de democracia”.
Ante esto, la alcaldesa Orriols dijo no aceptar lecciones de un partido que “no cree en el libre pensamiento”. Acto seguido, hacía una lista de algunas de las violencias políticas, tanto físicas como simbólicas, que ha protagonizado la CUP. “Cordones sanitarios y pactos antifascistas”, “manuales para okupar” o “incita a la violencia en sede parlamentaria”:
Esto último es una clara referencia a las polémicas palabras de la diputada de la CUP, Laure Vega, en el Parlament. Tal y como dijo la diputada Vega, “lanzar piedras a los mossos es un hecho cultural propio de Cataluña”. Estas declaraciones fueron especialmente inoportunas si tenemos en cuenta que las pronunció poco después de los disturbios en Salt.

La CUP y su cambio de estrategia
Ante esto, Orriols denunciaba que la CUP “sí son extremistas de extrema izquierda” y que “atentan contra los derechos de los opositores políticos”. Cabe destacar, por ejemplo, que la CUP ha agredido en varias ocasiones las paradas informativas de Aliança Catalana. En una ocasión incluso un simpatizante de AC tuvo que ser trasladado al hospital tras resultar agredido por los “antifascistas”.
Estas palabras de Orriols han tenido bastante recorrido en redes sociales, y son muchos los que aplauden la contundencia de Orriols a la hora de dirigirse a la CUP. En cualquier caso, lo que resulta irrefutable es el resultado de las urnas. Y es que, si miramos las últimas elecciones, es objetivo que la CUP es un partido en plena decadencia e incluso posibilidad de desaparición.
Esto es lo que explica que la CUP haya protagonizado un cambio radical de estrategia. De ser un partido ‘freak’ que no pactaba con nadie, la CUP ha pasado a ser una muleta del PSC. El último ejemplo lo hemos visto con las políticas de vivienda, que la CUP ha aprobado al mismo tiempo que se quiere arrogar el mérito.
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