Tres personas, dos hombres y una mujer, con un fondo púrpura.
POLÍTICA

El silencio de Tània Verge cuando no puede sacar rédito de las agresiones sexuales

Ni una palabra del monstruo de Igualada condenado a 35 años por violación y asesinato en grado de tentativa

El año pasado aumentaron un 34% las agresiones sexuales en Cataluña, que es el territorio de España con más casos: más de 4.000 en un solo año, que hacen un promedio de 11 víctimas al día.

Pero lamentablemente, para la consejera de Igualdad y Feminismos, Tània Verge, no todas las víctimas son iguales. Solo merecen ser escuchadas aquellas de las que puede sacar algún rédito.

Esta semana se ha conocido la sentencia de Braian Raimundo, el monstruo de Igualada, que violó salvajemente a una adolescente de 16 años e intentó matarla. Ha sido condenado a 35 años, 20 por un delito de asesinato en grado de tentativa, y 15 por agresión sexual con miembros corporales y objetos. El relato final es escalofriante y habla de “tortura” para referirse a los veinte minutos que duró la agresión.

Doble rasero

Pese a que la sentencia recoge explícitamente el agravante de discriminación por razón de género, la consejera de Igualdad y Feminismos no ha dicho nada sobre la sentencia. También guardó silencio en el arranque del juicio, pese al eco mediático que tuvo.

Algo que contrasta significativamente con la premura y la determinación con la que celebró la condena a Dani Alves o la imputación de Luis Rubiales. En ambos casos señaló el “fin de la impunidad por muy ricos o poderosos que sean los agresores”. Destacó también que “los protocolos funcionan” y que “hemos logrado poner el consentimiento en el centro”.

Esto explica por qué Tània Verge condena con tanta vehemencia los casos de Dani Alves y Luis Rubiales, pero en cambio se olvida del monstruo de Igualada o de la manada de Manresa. En otros casos es aún más flagrante. Tras los abusos de varios menores a una niña de 11 años en un centro comercial de Badalona, la consejera dijo que habría que entender por qué lo hacían y se refirió a su “situación de vulnerabilidad o déficits de educación emocional”. Incluso llegó a decir que “como sociedad tenemos la obligación de protegerlos”.

¿Por qué son casos distintos?

La razón de este doble rasero tiene que ver precisamente con la posibilidad de rentabilizar los casos de agresiones sexuales. No solo por el eco mediático que tienen Dani Alves y Luis Rubiales, sino también porque sus casos contienen los elementos que permiten alimentar el relato de la ideología género y la ley del solo sí es sí: se trata de personajes famosos y con poder acusados de abusar de sus víctimas, lo cual permite construir el retrato del varón machista y todo el argumentario en torno al consentimiento. 

La cosa cambia cuando los agresores no son gente poderosa sino más bien al contrario, personas de un entorno desestructurado (lo que la consejera llama colectivos vulnerables). La cosa se enfatiza más aún cuando el agresor es inmigrante. Es el caso de la manada de marroquíes en Manresa, o del violador boliviano de Igualada.

En este caso, la izquierda considera que dar relevancia al caso puede contribuir a estigmatizar el colectivo inmigrante. Creen que condenar públicamente la violación de una mujer a manos de un inmigrante es dar alas a la extrema derecha y a quienes relacionan inmigración con delincuencia a inseguridad. Por eso, en estos casos, la consejera de Igualdad y Feminismos de Cataluña prioriza la protección del agresor a la justicia con la víctima.

Resumiendo, este es el motivo por el que no verás ninguna condena de los casos de Igualada y Manresa: mientras que unas agresiones sirven para sostener su relato ideológico, estos casos contribuyen a demontarlo.

➡️ Política

Más noticias: