El significativo silencio de Carles Puigdemont en el debate sobre la inmigración
Jordi Turull y Laura Borràs dan la cara mientras el expresident se esconde
Junts per Catalunya ha dado un claro viraje en sus posiciones sobre la inmigración en las últimas semanas. La vieja Convergència quiere volver a ser el partido del orden en Cataluña y para ello quiere competir con el independentismo identitario de Aliança Catalana y Sílvia Orriols. Pero esto también tiene sus costes políticos.
Buena parte del espectro político y mediático acusa a Junts de comprar el discurso de la extrema derecha, con adjetivos como “racistas” y “xenófobos”. Todo un desafío para un partido que durante años ha tirado de buenismo y de inmaculados principios democráticos en Europa. De ahí el llamativo silencio de Carles Puigdemont sobre esta cuestión.
El líder del partido en la sombra no quiere erosionar más su imagen, a la espera de su gran reto que serán las próximas elecciones catalanas. Por eso son Jordi Turull, secretario general, y Laura Borràs, presidenta del partido, quienes están saliendo a defender su nueva posición en público. Pero, ¿cuál es la posición de Puigdemont al respecto?
¿Qué piensa Carles Puigdemont?
La única pista no la ofrece un artículo de Marçal Girbau en El Temps, que el expresident retuiteó el pasado 5 de enero, en plena efervescencia del debate. Podemos entender pues que Carles Puigdemont comparte en buena medida su contenido. Y va en consonancia con el último giro estratégico de Junts en inmigración.
Dice Girbau que “el problema de fondo es que las fuerzas progresistas de este país hace tiempo que han dimitido de afrontar el debate en inmigración sin manías ni tabúes”. Y que “hoy, el discurso hegemónico es el paternalismo papanatas de una Cataluña de color de rosa en el que la extrema derecha se inventa conflictos que no existen”. Y añade que “mientras, todos callados por el miedo a ser acusados de racismo a la mínima”.
El autor pide desligar el debate migratorio de tres cuestiones clave como la seguridad, el fanatismo religioso y la lengua. Sobre la seguridad defiende la mano dura y critica a una izquierda incapaz de asumir la realidad. “Parece como si el origen migrante del delincuente fuera un atenuante, y esto, amigos, no es ser menos racistas”.
Sobre el tema religioso, lamenta que el Govern tenga reparos en felicitar la Navidad pero luego no dude en felicitar el ramadán a los musulmanes. “Lo que me parece preocupante es la resistencia de las fuerzas progresistas a reconocer que el radicalismo es una amenaza para la convivencia. Y sí, en los Països Catalans el extremismo religioso tiene nombres y apellidos y se llama islamismo”, argumenta.
Finalmente, al hablar de la lengua, considera que es “una herramienta preciosa para liquidar los discursos racistas”. Porque, según dice, “es como decir que la Fátima que llegó hace dos años y habla catalán es catalana, y en cambio los señores de Vox que rechazan nuestra lengua no”. Así finaliza el artículo que compartió Carles Puigdemont.
¿Por qué calla?
Sabemos lo que piensa Carles Puigdemont, que es en gran medida la línea argumental del artículo de Marçal Girbau. Nada extraño, ya que es la justificación de Junts a su giro en el debate migratorio. Su teoría es que esconder la cabeza bajo el ala como la izquierda solo abona el terreno a la extrema derecha.
Una explicación plausible, que se contradice sin embargo con el silencio del expresident. Porque si se trata de quitarse los complejos y afrontar los debates asumiendo todas las contradicciones, entonces el primero debería ser el líder del partido. Y, de momento, no se ha pronunciado claramente sobre el tema.
Su silencio es llamativo, porque el expresident suele utilizar su perfil de Twitter para opinar sobre los temas de rabiosa actualidad. Y ahora mismo, la actualidad política en Cataluña está marcada por este tema. Está claro que Puigdemont no quiere emborronar su inminente vuelta a Cataluña y su candidatura en las próximas elecciones catalanas.
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