Manifestación el 10 de noviembre de 2023 en Tarragona contra la subida de impuestos
POLÍTICA

Se busca liderazgo para hartazgo ciudadano

Las protestas contra la subida de impuestos constatan que sin una figura que aglutine, se diluyen

Tarragona convocaba este viernes 10 de noviembre su segunda concentración contra la subida de impuestos municipales. El ayuntamiento liderado por el PSC aprobó los incrementos del 7,4% del IBI, el 12% de la basura, el 20% de la tasa de las terrazas y el 33% del Impuesto de Construcciones. Lo hizo además con el voto favorable de Junts per Catalunya y d'En Comú Podem.  Había, pues, todos los ingredientes para una manifestación masiva en la plaça de la Font, epicentro de la ciudad, pero solo congregó a un centenar de personas.

Alguno pensará que la gente entiende la subida de tasas e impuestos y que el ciudadano es solidario con la pobre economía de su ayuntamiento, pero no es así. El aumento del IBI sucede en centenares de ayuntamientos catalanes y solo hace falta echar un vistazo a las redes para comprobar que la gente está cansada, harta. El problema es que sin organización, sin un líder que aglutine este descontento, el movimiento muere y la clase política respira.

La protesta ciudadana de Tarragona fracasó pese a la buena voluntad de sus convocantes. Había varias federaciones de vecinos, comerciantes y hosteleros. Algunos de ellos capaces de ponerse al frente, pero que ya han recibido algún toque para que desistan, no sea el caso de que alguien lidere el malestar. Porque aquí está la llave del problema: hace falta alguien creíble, que venga de la base y que tenga dotes de ponerse al frente.

Concentración en Tarragona contra la subida de impuestos y tasas municipales

No solo en Tarragona, es evidente. La subida de precios, del coste de vida y de los impuestos que pagamos no ha ido acompañada de un aumento de la calidad de vida. Impulsar un negocio es mucho más complicado que hace 20 años y a muchos solo les queda el paraguas público. 

Uno de cada dos españoles mayores de 18 años recibe una pensión, un sueldo público o algún tipo de prestación. Y es algo insostenible a medio plazo. El malestar vecinal, el hartazgo de muchos ciudadanos existe, no entiende de color político y es de base. Lo hemos visto en Reus, donde a pequeña escala han sabido organizarse y cada lunes muestran su rechazo a una subida de impuestos abusiva. 

Un movimiento fuera de los partidos tradicionales

No hay ahora mismo ningún partido que pueda aglutinar a toda esa gente que quiere y necesita algo totalmente distinto. La CUP, que dice ser el pueblo, ni se asoma a esas concentraciones y VOX forma parte de un sistema que es el que se debe cambiar. No hace falta hablar de Podemos o Sumar, que son los que aprueban las subidas de impuestos y se inventan otros desde el Gobierno.

Hay, pues, un caldo de cultivo evidente. La distancia de buena parte de los ciudadanos con los partidos políticos catalanes existe. Empieza en los pueblos, con el rechazo a la subida de los impuestos, pero se eleva a las otras instituciones. Lo que sucede es que sin organización, sin alguien que ponga voz y cara a ese movimiento, quedará en eso, en algo espontáneo que morirá en la calle. 

Seguirá el descontento, pero en las casas. Y los partidos políticos tradicionales respirarán, porque ellos son incapaces de dar respuesta a lo que pide el ciudadano. De momento, ellos ganan.

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