Plano medio de Carles Puigdemont y Yolanda Díaz mirándose y sonriendo
POLÍTICA

Los dos meses en que el sanchismo ha resucitado a Puigdemont

El expresident ha pasado de estar acorralado a presentarse como hombre de estado

El 5 de julio, hace solo dos meses, el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) confirmó la retirada de la inmunidad a Carles Puigdemont y abrió la puerta a su futura extradición a España. Tres meses después, el 5 de septiembre, ha presentado sus exigencias para la investidura después de recibir a la vicepresidenta del Gobierno de España en sede parlamentaria europea.

Así es como el sanchismo ha resucitado al expresident, que ha pasado de ser un prófugo acorralado por la justicia a presentarse como un hombre de estado. Lo mismo ocurre con el procesismo. En su momento de máxima división y desmovilización, Pedro Sánchez les ha dado un inesperado balón de oxigeno.

Así apareció Puigdemont en su comparecencia en Bruselas, con el pecho hinchado e ínfulas de líder mundial. Y así se van envalentonando cada día más las entidades procesistas, que llaman de nuevo a la confrontación. Todo, en tan solo un par de meses.

Puigdemont y Junts estaban hundidos

La sentencia del TGUE del 5 de julio de 2023 marcó un punto de inflexión en Waterloo. La decisión no solo dejaba a Carles Puigdemont sin protección sino que además asestaba un duro golpe a la estrategia del exilio. Fue la propia Clara Ponsatí quien aquel mismo día cuestionó el plan de Puigdemont para llegar a la independencia.

Montaje con un primer plano de Clara Ponsatí y Carles Puigdemont

La situación para Junts no era más halagüeña. El partido llegaba a las elecciones del 23-J con la amenaza del abstencionismo resultado de la crisis de confianza de las bases independentistas con sus líderes. Además, la formación atravesaba una crisis interna debido a la errática política de pactos que tras el 28-M les dejó sin poder territorial.

Los resultados electorales confirmaron la pérdida de apoyos de los partidos procesistas, pero la caprichosa aritmética parlamentaria corrió a su favor. Sin quererlo ni beberlo, Puigdemont se encontró con la llave de la gobernabilidad en España. Una posición soñada para plantear un nuevo pulso al Estado.

PSOE y Sumar salvan a Puigdemont

El Gobierno de coalición vio en los diputados de Junts una oportunidad irrenunciable para evitar un gobierno de PP y Vox. Sumar fue la formación que se lanzó con más entusiasmo a por la vía de convencer a Puigdemont. Encargaron inmediatamente a Jaume Asens la tarea de negociar con el entorno del expresident.

El PSOE mantuvo desde el primer momento la discreción, aunque Sánchez siempre se ha mostrado confiado en el acuerdo. La tentación del poder ha acabado arrastrando también al PP a un acercamiento hacia Junts. Aunque esta vía parece más que descartada.

La resurrección definitiva del expresident llegó el lunes, con la histórica foto de Yolanda Díaz junto a Carles Puigdemont. Era la primera vez que un alto representante del Estado posaba con él. Lo que, en la práctica y a ojos de toda Europa, legitimaba el papel de interlocutor del líder procesista fugado.

¿Y ahora qué?

Aunque Puigdemont plantea la amnistía como una solución colectiva y no individual, es evidente que le beneficiaría. Si le sale bien la jugada, podría volver pronto a Cataluña pero no detenido sino como el ídolo retornado. Incluso podría volver a postularse para ocupar de nuevo el trono de Palau.

Primer plano de Carles Puigdemont con la mano en la frente y cara de preocupación

Además, la amnistía no sería el punto final sino la oportunidad de poner el contador a cero para volver a empezar. En el horizonte sigue estando el referéndum de autodeterminación. Difícil con las mayorías parlamentarias actuales, pero no imposible si en un futuro se dan las condiciones para encauzarlo.

El sanchismo habrá conseguido perpetuarse en el poder a costa de resucitar las fuerzas del vivas del procesismo cuando estaban sentenciadas de muerte. En estos dos meses, Pedro Sánchez y su escudera Yolanda Díaz han demostrado que el poder no está reñido con la falta de escrúpulos. Y ahora serán los españoles quienes pagarán los platos rotos.

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