
Salvador Illa, cada vez más solo en medio de la crisis del 'sanchismo'
El President de la Generalitat podría acabar pagando los platos rotos de Pedro Sánchez
El aumento de la presión interna en el PSOE para adelantar las elecciones deja a Salvador Illa como el único barón territorial fiel a la estrategia de Moncloa. El presidente catalán tiene este viernes un marrón considerable. Tendrá que defender la financiación singular en una Conferencia de Presidentes convertida en una ratonera para el PSOE.

El PP amenazó con boicotear el encuentro si el Gobierno no aceptaba incluir sus temas en el orden del día. Entre ellos la financiación singular, principal punto de fricción entre Illa y el resto de barones socialistas.
El PSC ha hecho del conflicto una oportunidad. Salvador Illa afirmó ayer en el Parlament su intención de “defender” su acuerdo con ERC en la Conferencia de Presidentes que se celebrará este viernes en Barcelona. Así mata dos pájaros de un tiro. Por un lado alivia la presión del PP sobre Pedro Sánchez, y por otro complace a sus socios demostrando su compromiso con la financiación singular.
Esto altera el plan del Govern, que primero quería cerrar los flecos del acuerdo con el Gobierno y luego exponerlo en la mesa bilateral con la Generalitat. Todo, ante la fecha límite del 30 de junio fijada por ERC. Finalmente, el PSC ha cedido a las exigencias del PP y lo utilizará para volver a defender las bondades del nuevo sistema de financiación autonómica.
Illa, solo ante la presión de los barones
Este entuerto ha evidenciado otra cosa, y es que Salvador Illa está cada vez más solo en la crisis interna del PSOE. El President de la Generalitat está siendo rehén de la estrategia de Moncloa. Pero además, se encuentra atrapado entre la crisis del PSOE en Madrid y el agitado escenario político catalán.
Salvador Illa es desde hace tiempo el último reducto del sanchismo en los territorios. La actual crisis del Gobierno de Pedro Sánchez ha acentuado su difícil posición. Mientras los gerifaltes socialistas como Miguel Lambán y Emiliano García-Page piden elecciones anticipadas, Illa sigue a rajatabla los dictados de la Moncloa para sostener a Sánchez.

El problema es que Illa, a quien las encuestas sonríen en Cataluña, puede acabar viéndose perjudicado por la estrategia de Moncloa. Sobre todo en cuanto al calendario del inminente ciclo electoral. El PSC podría acabar pagando los platos rotos de Pedro Sánchez.
Primero vienen las elecciones andaluzas (verano de 2026), luego las autonómicas, municipales y generales (2027), y finalmente las catalanas (2028). Es decir, Cataluña cerrará un nuevo ciclo electoral que pinta muy negro para los socialistas. Y pese a las buenas expectativas del PSC, es difícil pensar que una nueva debacle en los territorios y en las generales no influiría en las elecciones catalanas.
El futuro de Illa, en manos del PSOE
Moncloa y Palau son dos cordones umbilicales unidos entre otras cosas por la alianza de los socialistas con ERC y Comuns. Las encuestas hasta ahora dejan claro que Sánchez no podrá reeditar su mayoría, debido al hundimiento sobre todo de Sumar. En Cataluña, el destino de Illa también pende de un hilo por el declive de sus socios.
Pero el lastre no es solo electoral, sino también ideológico. El seguidismo del sanchismo ha llevado a Illa a atarse a socios que están arrastrando su gobierno hacia la izquierda. Lo cual le está impidiendo desplegar su estrategia inicial, basada en la apertura de un gran espacio de centro que permitiera alcanzar grandes consensos en Cataluña.
Al convertirse en rehén del sanchismo, Salvador Illa ha tenido que renunciar al “Govern de tothom” para entregarse a ERC, Comuns e incluso la CUP. Así, en lugar de pasar página tras una década de procesismo ha dejado la política catalana nuevamente en manos de una minoría. La misma que ha gobernado directa o indirectamente Cataluña estos últimos años.
Hay una última carambola posible. Si Pedro Sánchez se acaba viendo obligado a dimitir tras perder las elecciones en 2027, el sanchismo podría proponer a Illa como su sucesor. Si el PSC resiste en Cataluña, el proyecto de Sánchez podría tener una última bala para resistir.
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