
El cordón sanitario en el Parlament no funciona y sus miembros cambian de estrategia
Junts ha necesitado varios sondeos negativos para entender que esquivar el debate no da resultados
Una de las características más distintivas de los cordones sanitarios es que no funcionan. La razón está en que las fuerzas políticas outsider suelen vehicular lo que el establishment ha dejado fuera. Los ejemplos son muy numerosos, y el más claro es el de Francia: la marginación del Frente Nacional solo ha servido para ganar tiempo.
En Cataluña, sin embargo, esta enseñanza política no parece haber llegado. Por el contrario, el orden político vigente ha insistido en cometer todos los errores posibles en este sentido. El famoso ‘pacto antifascista’ contra Vox en 2021, por ejemplo, no ha evitado que la formación continúe con su crecimiento lento y constante. Cabe recordar que, a pesar del espectacular crecimiento del PP, Vox no solo no ha perdido votos, sino que los ha ganado, 30.000, concretamente.

Para acabar de complicar este panorama, al Parlament se sumó otro partido de derecha identitaria, máximamente susceptible de ser incluido entre las fuerzas “fascistas”. Nos referimos a Aliança Catalana. En este punto, el caso de AC es mucho más revelador que el de Vox por una simple razón. Y es que AC es independentista, con lo que no da margen al procesismo para vincular “extrema derecha” con unionismo.
Como muchos recordarán, antes de las últimas elecciones autonómicas, la izquierda se sumó a una clásica estrategia de movilización a través del miedo. De ahí la fijación que tuvo ERC con Orriols, que, hasta el momento, no tenía ni representación parlamentaria. Por proximidad electoral a esto se sumaron los Comuns, la CUP, el PSC y, sorprendentemente, Junts.

Junts cambia de estrategia
De hecho, ha sido Junts el que ha hecho estallar el cordón sanitario. El motivo lo encontramos en que AC tiene muy fácil hacerle el marcaje ideológico a Junts. Y lo puede hacer a través de mociones a las que Junts no se puede negar (reactivar la DUI de 2017, por ejemplo).
Así mismo, los intentos de multar y castigar a Orriols para silenciarla no hacen más que potenciarla. Esto explica que el presidente Rull ahora deje hablar largo y tendido a Orriols cuando al principio de la legislatura la interrumpía constantemente. Ahora la estrategia es dejarla hablar, y en todo caso iniciar a posteriori sanciones y procedimientos internos.

Y es precisamente Junts el responsable de que la intensidad del cordón sanitario se haya rebajado. La ausencia de un discurso ideológico sólido (el velo islámico, por ejemplo) les pesa demasiado como para que no sea evidente que quieren acallar a Orriols. En Junts han necesitado varios sondeos internos negativos para entender que esto no funciona.
La situación, en definitiva, no presenta grandes misterios. Después del colapso procesista, las fuerzas políticas tradicionales necesitan tiempo para reorganizarse. Por el camino asistimos a situaciones como la presente: cordones sanitarios que vienen y van.
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