Oriol Junqueras, Pere Aragonès y Artur Mas con una manifestación catalanista de fondo
POLÍTICA

‘Retorno al pasado’: el pacto fiscal de Mas, la ‘nueva’ apuesta de ERC

La formación republicana ha presentado esta semana su propuesta de financiación singular, que regresa a los planteamientos de Artur Mas en 2010

La fecha del 20 de septiembre de 2012 puede parecer absolutamente normal a simple vista. Sin embargo, si se mira con el monóculo de la política, se trata de una jornada que marcó un antes y un después en el ámbito catalán e incluso español. Habían pasado nueve días de la primera multitudinaria manifestación independentista en las calles de Barcelona y, por vez primera, el planteamiento secesionista estaba sobre la mesa.

El pacto fiscal, el gran caballo de batalla de Artur Mas enterrado en 2012

Pese al clamor vivido en las calles de Barcelona, el entonces ‘president’ de la Generalitat, Artur Mas, se mantuvo en sus trece. Al menos, por unos días, porque lo que aconteció con el paso de los años es por todos conocido. Pese a las presiones de la ANC, Òmnium Cultural y ERC —entonces en la oposición—, Mas siguió defendiendo la que había sido su bandera en los últimos años: el concierto económico.

Imagen del político Artur Mas, vestido con traje mirando hacia su derecha

Lo hacía de forma táctica, consciente del ‘no’ que obtendría de Rajoy en su encuentro de aquel 20 de septiembre. Un ‘no’ con el que justificó su viraje independentista, convocando elecciones anticipadas e iniciando la andadura del ‘procés’. Pero, de cara a la galería, Artur Mas fue el gran defensor del concierto económico como “fórmula de encaje entre Cataluña y España”, tal y como lo definía la extinta Convergència i Unió.

Fue hace exactamente quince años cuando Mas sacó a relucir la defensa del pacto fiscal. En 2009, con el tripartito de Montilla ya en pleno desgaste, el líder convergente señaló el concierto económico como nueva meta del catalanismo. Con esta bandera, Mas venció en las urnas en 2010 y alcanzó la presidencia de la Generalitat.

Junqueras ya apoyó el pacto fiscal, aunque probablemente de forma táctica

Por aquel entonces, ERC era una auténtica sangría. La división interna causó escisiones —Reagrupament y Solidaritat Catalana—, acabó con el liderazgo de Joan Puigcercós y supuso el ascenso al poder, en 2011, de un entonces desconocido Oriol Junqueras. Desde la oposición y el peso menguado de ser la quinta fuerza parlamentaria con escasos diez escaños, ERC no dio la espalda al pacto fiscal.

“Mientras no lleguemos a la independencia, debemos plantear también la soberanía fiscal a través del concierto económico”, afirmaba en el Parlament uno de los diputados republicanos en febrero de 2012. Se trata de Pere Aragonès, hoy ‘president’ de la Generalitat. Las palabras de un joven Aragonès eran un apoyo a los postulados de Mas por parte de la nueva dirección republicana, de Oriol Junqueras.

Plano medio corto de Oriol Junqueras sentado en un sillón del programa de las mañanas de Telecinco

Con Joan Puigcercós al frente, ERC había mantenido una fría distancia con la propuesta del líder convergente. Junqueras, sin embargo, se prestó al apoyo a Mas, probablemente de forma táctica y esperando el ‘no’ de Moncloa para presionar al líder de CiU hacia las tesis independentistas.

Prueba de ello fue la veloz reacción de los republicanos el famoso 20 de septiembre de 2012. Cuando Mas anunció el portazo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a su propuesta de concierto económico, ERC no tardó en sacar de su chistera la idea independentista. Lo hizo minutos después de que finalizara la reunión por boca de su entonces líder en Madrid, Alfred Bosch, hombre de la máxima confianza de Oriol Junqueras.

“Los catalanes quieren la independencia y es lo que les vamos a dar porque esa es nuestra convicción y nuestra obligación”, afirmaba Bosch. Y en referencia a la manifestación independentista acontecida escasos días antes, lanzó: “No se vio a nadie pedir elecciones anticipadas o un pacto fiscal, sino la independencia”.

A la primera de cambio, pues, ERC bajó de un barco al que había subido por necesidad más que por convicción. El pacto fiscal fue el pretexto de los republicanos —arrastrando inmediatamente a CiU— para lanzarse a la aventura independentista, que arrancó con la convocatoria de elecciones ese mismo otoño. El pacto fiscal quedaba enterrado para siempre… hasta esta misma semana.

ERC, de la intransigencia independentista al posibilismo del acuerdo fiscal

Fue el pasado martes cuando Pere Aragonès y la ‘consellera’ de Economía, Natalia Mas, defendieron la propuesta. Lo hicieron coincidiendo de pleno con la convocatoria electoral para el próximo 12 de mayo y, por lo tanto, poniendo sobre la mesa el pacto fiscal como propuesta formulada desde ERC. El concierto debe ser, en palabras de Pere Aragonès, “la base de una nueva relación bilateral entre el Estado y Cataluña”.

Montaje de Pedro Sànchez y Oriol Junqueras

Este acuerdo de máximos entre el Govern y el Gobierno que propone ERC choca de frente con la contundencia con la que los republicanos defendían la confrontación con Moncloa. ERC veía “imposible” alcanzar cualquier acuerdo, ni siquiera con un Gobierno del PSOE, y ahora su propuesta estrella pasa, precisamente, por el pacto.

Junqueras era clarísimo en 2012, justo después de enterrar el pacto fiscal, y menospreciaba cualquier tipo de acuerdo con el Gobierno, fuera del color que fuera. “Nosotros estamos convencidos de que hablar con el Estado español no tiene sentido porque no son de fiar y si quieren hablar, nos engañarán, porque lo han hecho siempre”, decía. “El Estado español nunca dialoga, siempre impone los monólogos de sus gobiernos (del PSOE y del PP)”, escribía en 2013 en las redes sociales.

La intransigencia de aquella ERC respecto a los pactos con el Gobierno queda ahora en evidencia tras los últimos planteamientos de los republicanos. El viraje tras el ‘procés’ del partido de Oriol Junqueras, cediendo los postulados más radicales a Junts per Catalunya y a Carles Puigdemont, se ha ido haciendo evidente en los últimos años. Sin embargo, la recuperación de una propuesta política que fue la gran carta de la antigua CiU, no ha hecho más que confirmar la complicada posición en la que se encuentran los republicanos.

Con su defensa del concierto económico, ERC se distancia del independentismo, que le acusa de abandonar la causa, y mantiene su distancia con las formaciones autonomistas, que desconfían de este golpe de timón. El ‘retorno al pasado’ de ERC podría ser, en definitiva, una jugada a la desesperada de exiguo resultado. Como ocurrirá con tantas otras, el próximo 12 de mayo servirá también para despejar esta duda.

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