La reflexión que abre el debate sobre la candidata trans de la CUP
Critican a los anticapitalistas por priorizar los estereotipos de género y abandonar la lucha feminista
Se llama Ortèsia Cabrera, va como número tres en las listas de la CUP por Tarragona, y es ya una de las sensaciones de la campaña electoral en Cataluña. Aunque tiene 34 años, no se identificó como mujer hasta hace dos y ahora se describe como “trans, rural, neurodivergente, discapacitada y víctima de abusos”. Consta registrada como mujer, pero presenta una apariencia varonil y denuncia que “las mujeres no tenemos las mismas oportunidades por el simple hecho de haber nacido en un cuerpo equivocado”.
Su presencia en las listas de la CUP ha generado un intenso debate social acerca de la colonización de la ideología trans en la izquierda. Una crítica que ha quedado reflejada en un tuit del periodista Oriol Sabata: “En pocos años la izquierda ha pasado de defender los derechos de la mujer y la no-discrminación de gays y lesbianas a reforzar los estereotipos de género que venía a combatir y a considerar que ser mujer es un sentimiento”.
Esta reflexión ha generado debate en las redes sociales, donde critican que Ortèsia se describa como “vinculada a la lucha feminista”. Afirman que es “el triunfo definitivo del machismo, robar la identidad de género a las mujeres”, y que la CUP “se ríe en la cara del feminismo” haciendo bandera del “posmopatriarcado”. No son pocos los que auguran a la formación anticapitalista un batacazo histórico en las elecciones del 12 de mayo.
Críticas a la CUP por abrazar la ideología trans
Otro usuario de Twitter (@tilikum20) pregunta a la CUP “en qué momento había abrazado tan acríticamente la teoría neoliberal del transgenerismo”. Les acusan de “dinamitar la lucha del feminismo pensando que un vestido o un sentimiento define a las mujeres y explica la división y opresión por sexo en el patriarcado”. Esta opinión representa una amplia corriente dentro del feminismo que considera que la ideología trans se ha cargado la lucha feminista al considerar el género una realidad fluida.
Destaca el mensaje de Txell Canadell, que lamenta que la CUP se haya convertido en “una oligarquía cada vez menos disimulada gracias a la gente de Endavant y la Crida”. Según afirma, “ellos tienen claro que son una organización masculinizada” y rechazan cualquier crítica que no abrace su corriente. Asegura haberlo comprobado en primera persona en una de sus asambleas, “pero siguen silenciando y disfrazando su patriarcado”.
También fue muy criticado el cartel del acto electoral de la CUP en las Terres de l’Ebre, con las “tres candidatas” Sergi Saladié, Guillem Argelich y Ortèsia Cabrera. “Aquí no hay ninguna mujer, misóginos”, dice un comentario, y otro matiza que hay “dos candidatos y otra con pelo en el pecho”. Reprochan a la CUP que haya “borrado” a las mujeres, y que “la nueva forma de excluir a las mujeres de todos los espacios sea afirmar que los hombres son mujeres si les sale de ahí”.
Escisión en la propia izquierda independentista
Las críticas no vienen solo de fuera, sino que este mismo tema ya provocó una ruptura dentro de la izquierda independentista. Así nació Hortizó Socialista, una escisión de Arran (las juventudes del movimiento) que denunciaba la deriva posmoderna de la organización en temas como el feminismo y la ideología trans. La CUP no solo no ha rectificado en este sentido, sino que lleva sus postulados aún más lejos como demuestra la presentación de esta candidata.
En este contexto, la CUP se enfrenta al reto de superar la situación adversa en la que se encuentra ya que las encuestas auguran un nuevo batacazo. De hecho, los anticapitalistas se encuentran en pleno proceso de refundación debido a los últimos fracasos electorales. Un síntoma de que algo no va bien pese al empeño de la formación de persistir en sus errores ideológicos y estratégicos.
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