Los radicales de Junts la emprenden contra Artur Mas
El expresident es ahora un botifler
Fue Artur Mas quien empezó todo esto del procés en 2012, pero desde entonces ha llovido mucho. Demasiado para el exlíder de Convergència i Unió, que ahora ve como sus herederos ponen en peligro su ascendencia. Para los independentistas radicales, Mas se ha convertido en el principal obstáculo.
El expresident fue de los primeros en la órbita postconvergente en alzar la voz a favor de una negociación flexible con el PSOE. Dijo que Puigdemont tiene que ser más exigente que intransigente. Algo que el separatismo más extremo ve como una invitación a claudicar.
Los adalides del independentismo radical han salido en tromba contra Artur Mas por criticar la estrategia del bloqueo político. Uno de ellos es Josep Costa, exvicepresidente del Parlament. “Si Junts no recoge ningún voto de los que pierden los otros partidos es porque la gente nunca sabe si harán lo que dice Puigdemont o lo que quiere Mas”.
El núcleo duro del separatismo catalán se confía ahora a Carles Puigdemont y Laura Borràs, representantes de la línea dura dentro de Junts. Este sector minoritario pero ruidoso apuesta por una negociación del todo o nada. Incluso ven la repetición de elecciones como una oportunidad para desgastar al Estado español.
Llaman a Mas botifler
En las redes sociales no dudan en poner en el mismo saco a Artur Mas y a ERC. Califican sus propuestas de regreso al autonomismo y a la estrategia del peix al cove. Incluso le llaman botifler, un adjetivo despectivo para calificar a los traidores a la patria catalana.
Por eso piden apartar al expresident y presionan a Carles Puigdemont para que no dé su brazo a torcer ante los cantos de sirena del PSOE. Para estos radicales, Artur Mas forma parte del pasado de Convergència, mientras que Puigdemont es el futuro. Hay quienes incluso afirman que nunca fue independentista y que su objetivo es destruir a Junts.
Calientan las calles
La cuestión es que su discurso está calando y en la cúpula de Junts cada vez ven menos claro lo de investir a Pedro Sánchez. Hay una corriente de opinión que dice que si Junts bloquea la investidura, en las nuevas elecciones atraerá el voto de los que se abstuvieron el 23-J. En cambio, rebajar las condiciones e investir a Sánchez sería su sentencia definitiva.
De todos modos, no todo se reduce a las expectativas electorales. Entidades procesistas como la ANC y Òmnium llevan días animando a volver a tomar las calles. Creen que el tiempo de los políticos ha pasado, y que la sociedad civil debe recuperar su protagonismo con todo lo que esto conlleva.
De momento ya han invitado a retomar “la confrontación y el embate” contra el Estado español en la Diada del 11 de septiembre. Y el 1 de octubre convocan a los indepes en Urquinaona, donde tuvieron lugar las cargas policiales tras la sentencia del procés. Toda una declaración de intenciones de hacia adónde avanza el independentismo desatado.
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