A Puigdemont ya no le creen ni los suyos

Este pasado martes, Carles Puigdemont salía a marcar las líneas a seguir para que Junts acabe votando a favor de la investidura de Pedro Sánchez. Tras sus palabras, el séquito del expresident de la Generalitat se movilizó para elogiar a su líder. 

Algunos de sus palmeros vendieron la rueda de prensa del juntaire como si fuera uno de los grandes hitos de la historia de la política europea. Pilar Rahola y compañía hablaron de “sentido de estado”, de “momento histórico”, “estadista”, “cambio de paradigma”, “hombre de estado”, “ejemplar”... En realidad, solo querían disfrazar de épica lo que en realidad es un giro de 180 grados de su política. Dicho de otro modo, se trataba de maquillar que ahora Puigdemont hará lo mismo que lo que llevan 4 años criticando de Esquerra.

Porque, en efecto, ni los más próximos a Puigdemont se creen ya las palabras del líder de Junt. Fuentes cercanas al partido han hablado con El Confidencial y lo dejan bien claro. Esa grandilocuencia del discurso del pasado martes se irá diluyendo tras la celebración de la Diada en Cataluña. “No quiere convertir a Junts en una nueva ERC y arriesgarse a ser abucheado en la manifestación del 11 de septiembre”, explican desde el partido.

Según estas fuentes, Puigdemont “no puso la celebración del referéndum en el centro del debate” y esto no deja de ser un gesto que demuestra que “quiere llegar a un acuerdo con el PSOE”. Además, se muestran convencidos de que “tras la Diada, la pieza central de las negociaciones será la amnistía. Habrá algo más de relleno, pero no mucho menor calado político”, aseguran desde Junts.

Hasta los suyos creec que Puigdemont “va a ir diluyendo sus exigencias poco a poco”. Siempre pensando en la post Diada del 11S. Será a partir de esa fecha cuando el expresident afronte las negociaciones de forma real: intentando conseguir la amnistía y algunas concesiones más. Incluso los próximos a Puigdemont ya asumen que, a pesar de sus palabras el martes, al final el acuerdo con el PSOE girará en torno a eso y poco más.

Porque, además, una repetición electoral tiene demasiados peligros para Junts. Aunque el sector más radical del partido cree que volver a las urnas les beneficiaría ante el independentismo más duro, lo cierto es que el propio Puigdemont es consciente de lo que hay en juego. Y no hablamos de los 2 millones de euros que ahora mismo tienen asegurados gracias a un grupo parlamentario que seguramente no conseguirán si hay nuevas elecciones. Hablamos de la oportunidad de ser influyentes en la política española y, no lo olvidemos, la primera vez en 6 años que la posibilidad de que el expresident pueda volver a Cataluña ha estado más cerca que nunca.