Puigdemont vence en el Consell de la República, pero ya no convence
El expresident ha arrasado... en unas elecciones que no llegan al 10% de participación
Las elecciones a la presidencia del Consell de la República eran una oportunidad ideal para que Carles Puigdemont se reivindicara en estos momentos de zozobra. Como era de esperar, el expresident ha sido reelegido de este gobierno paralelo que él mismo creó. Pero los resultados evidencian el declive de su figura política.
Puigdemont ha obtenido un claro respaldo con el 92% de los votos, frente al 5,5% y el 0,8% de las otras dos candidaturas. Sin embargo, el dato clave es el de la participación. Solo 8,941 de los 89.970 miembros censados han votado en esta consulta, que se ha cerrado con un triste 9,94% de participación.
El dato refleja la desmovilización del movimiento y la pérdida de credibilidad de un órgano sin más utilidad que la de servir a los intereses de Puigdemont. La baja participación se enmarca también en el proceso de crisis interna del Consell. Amplios sectores llevan meses denunciando las maniobras de la ejecutiva encabezada por Carles Puigdemont y Toni Comín para acabar con la disidencia interna.
Carles Puigdemont ha perdido el apoyo del independentismo
Carles Puigdemont ha conseguido perpetuarse en el poder del Consell de la República, pero con un escaso apoyo del total de la militancia. Se trata de un fiel retrato de su ocaso como líder del movimiento independentista. Un liderazgo que siempre se basó en el apoyo unánime de las masas que ahora ha perdido.
La suspensión de la declaración unilateral de independencia fue el principio de su final, ya que muchos empezaron a verle como un traidor. Sin embargo, su figura siguió gozando de popularidad como líder independentista en el “exilio”. El desgaste de los años y el fracaso del Procés han ido apagando esa aura mesiánica.
El acuerdo de investidura con el PSOE ha sido la estocada final, ya que la decepción se ha convertido en ira. Con amplios sectores del independentismo en contra, Puigdemont intenta sobrevivir con una doble estrategia. Primero, agarrarse a la alianza con el Gobierno de Pedro y la ley de amnistía mientras culmina el viraje ideológico de Junts a la vieja Convergència. Segundo, tratando de reavivar estructuras paralelas como el Consell de la República para fortalecer su liderazgo dentro del independentismo.
Abandonado por los suyos
Miembros de la Asamblea de Representantes del Consell, el órgano legislativo que hace de contrapeso de la ejecutiva, denunciaron una maniobra de Puigdemont y Comín para acabar con la disidencia interna. El motivo, la decisión de Puigdemont de suspender temporalmente las funciones de la Asamblea. Argumentó que era para impulsar una renovación del Consell, pero sospechosamente coincidió con las negociaciones con el PSOE.
Dentro del Consell empezaba a crecer la presión para que Carles Puigdemont no pactara con el PSOE. Desde la Asamblea denunciaron un golpe de estado interno de la dirección para impedir que estas voces discordantes molestaran a Puigdemont mientras fraguaba el acuerdo con los socialistas. Este conflicto ha acabado por restar al Consell las pocas energías y credibilidad que le quedaban.
Es significativo que incluso miembros de la ejecutiva del Consell como Lluís Llach hayan criticado abiertamente el papel de Carles Puigdemont estos últimos meses. Desafiado y contestado por los suyos, Puigdemont tiene cada vez menos tablas a las que agarrarse. Ahora ya solo le queda Junts, donde junto a Jordi Turull está librando la última batalla para acabar con las corrientes internas surgida al calor del Procés.
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