Un hombre de traje y corbata habla en un podio con un fondo que tiene el logotipo de "Junts" y una bandera de la Unión Europea a la izquierda.
POLÍTICA

Carles Puigdemont y Jordi Turull consuman la purga en Junts

La caída de Laura Borràs culmina el proceso de recentralización auspiciado por la vieja guardia convergente

La previsible elección de Carles Puigdemont como nuevo presidente de Junts, con un 90% de los votos, cerró este domingo el congreso nacional de la formación en Calella. El nuevo presidente cerró el congreso llamando a “pasar a la ofensiva” con una organización “todavía más nueva” y en pleno “proceso de apertura”. Una organización que se emplaza ahora a recuperar la centralidad, con un proyecto independentista ancho con vistas a arrebatarle la Generalitat al PSC.

Pero este ha sido también el congreso de la liquidación del sector borrasista en favor de la vieja guardia convergente, y Jordi Turull ha tenido un papel especialmente importante. El secretario general ha sido el cerebro y el motor de este congreso, en el que todo estaba planeado al milímetro para ejecutar el plan perfecto de Puigdemont. La aprobación por unanimidad del informe de gestión, por primera vez -incluso contando la época de CiU-, es la mejor prueba de su éxito.

Un hombre hablando en un evento frente a una audiencia con un fondo verde que dice

Una pieza clave del plan ha sido Jeannine Abella, alcaldesa y diputada de Junts, encargada de introducir el cambio de votación de la dirección con listas cerradas. Pero esto suscitó centenares de enmiendas de las territoriales, para mantener el mismo modelo de listas abiertas (donde se vota cargo por cargo). Esto no convenía a Carles Puigdemont, que quería blindar una lista con sus personas de confianza.

Según fuentes internas, una vez aprobado el informe de gestión por unanimidad, Jordi Turull se dirigió hacia la sala donde se debatía la ponencia de organización y tomó la palabra. El secretario general pidió tumbar todas aquellas enmiendas que ponían en riesgo el plan de la cúpula para blindar la lista de Puigdemont. Finalmente se ratificó el sistema de lista cerrada, que ha permitido a la cúpula consumar la purga interna y consagrar el poder absoluto de Carles Puigdemont y Jordi Turull.

El borrasismo ya es historia

La victoria sin fisuras de los puigdemontistas en el congreso de Calella pone fin a la batalla ideológica en el seno de Junts abierta en el último congreso de Argelers. En aquella cumbre celebrada durante la etapa formativa del partido y en pleno declive del Procés, se dio carta blanca a la convivencia de tres corrientes ideológicas dentro del partido. Las más importantes, la liberal-conservadora que encabezaba la vieja guardia convergente, y la socialdemócrata liderada por Laura Borràs.

Aquello dio como resultado una lucha de poder entre los convergentes, con Turull en la secretaría general, y los borrasistas, con Borràs en la presidencia. Los borrasistas contaban con un amplio apoyo de las bases del partido, por su ímpetu independentista. Pero con el tiempo se ha demostrado que era más importante la experiencia política de Turull y compañía, que han conseguido ir desplazando a sus adversarios para quedarse con todo el pastel.

El inicio de la caída de los borrasistas fue la dimisión de Francesc de Dalmases, a la que siguió la imputación de Laura Borràs y su cese como presidenta del Parlament. El último intento de revolverse contra su destino fue la denuncia por acoso de dos diputadas afines a Borràs -Cristina Casol y Aurora Madaula- contra la cúpula. Aquello tampoco salió bien, y Aurora Madaula renunció mientras que Cristina Casol fue expulsada. 

La salida de Borràs, Dalmases, Casol y Madaula culmina la liquidación del sector borrasista en la ejecutiva de Junts. A ellos se suma la caída de los otros afines a Laura Borràs como Jaume Alonso-Cuevillas, David Torrents, Ester Vallès y Montserrat Caupena. En cambio, entran en la ejecutiva los delfines de Carles Puigdemont y Jordi Turull, como Míriam Nogueras, Salvador Vergés, Anna Erra, Mònica Sales, David Saldoni y Teresa Pallarès.

Un aval al liderazgo de Puigdemont

Puigdemont y Turull consiguen de esta forma hacerse con el poder absoluto en un momento clave de la estrategia nacional del partido. Puigdemont ha logrado no solo acabar con la división interna que debilitaba el partido, sino también eliminar los contrapesos que pudieran entorpecer su gestión. El expresident quiere que esta victoria aplastante sirva para reforzar su liderazgo mientras el partido se abre a la incorporación de nuevos espacios -ensanchar la base.

La absorción de Demòcrates y el ascenso de Antoni Castellà a la ejecutiva forma parte de esta estrategia de convertir Junts en el nuevo movimiento independentista de masas cívico-político. Un paraguas que agrupe no solo a la sociedad civil sino a las diversas tendencias políticas desencantadas con el fracaso del Procés.

De ahí que Junts se haya propuesto entre otras cosas relajar sus relaciones con ERC para dar un nuevo impulso a la soñada unidad estratégica del independentismo. Esta vez bajo el auspicio de Puigdemont.

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