Carles Puigdemont la lía en las redes sociales tras felicitar al Girona FC
El expresidente Puigdemont celebra en X la histórica victoria de su equipo frente al Barcelona y la política no ha tardado en aparecer
La red social X representa la crítica llevada a su extremo más puntilloso y casi siempre anecdótico. Por el alcance que tiene, decir siquiera algo en X es ya una garantía de críticas. Esto es lo que, como a tantos otros, le ha pasado a una figura que ya venía polémica de antes: Puigdemont.
‘Marco mental autonomista’
El Girona FC triunfa en el fútbol español. Ayer mismo, por ejemplo, ganaron al totémico Barça en su casa con un 4-2. El liderazgo en LaLiga, pues, no es un hecho puntual y, a este ritmo, podríamos ver al Girona ganando la copa.
Algo que, a buen seguro, es del agrado del expresidente Puigdemont, natural de Gerona y seguidor del equipo. Ayer, mostró su alegría en X por la victoria al Barcelona y felicitó a su equipo por el liderazgo en solitario. Y como a todo se le saca punta, muchos usuarios han aprovechado para sacarle el tema político:
Las críticas, por la línea previsible: que el expresidente tiene un marco mental autonomista. También han aparecido las críticas que dicen que esta clase de cosas son ‘humo’ que despistan con respecto al objetivo real. Como la policía y Nueva York, el independentismo virtual nunca duerme.
El otro clásico: fútbol y propaganda
¿Los equipos de una eventual Cataluña independiente jugarían en España?. Esta era la pregunta que se solía hacer en el debate sobre la independencia y para la que, en realidad, sigue sin haber respuesta. Y cualquiera que tenga presente a la política sabrá que el fútbol es una herramienta de propaganda privilegiada dentro del llamado soft power.
Países como China o Arabia Saudita invierten enormes cantidades de dinero para lavar su imagen y, de paso, mostrar lo relativo de las convicciones. El deporte - ya sea fútbol, golf o tiro al blanco - determina mucho la imagen de un país en el extranjero. Junto con el cine y el turismo, tal vez sea lo que más.
Por ahora, Cataluña no tiene este problema. Pero sí el de no saber si, con sus alegrías y sus llantos, los hinchas y los expresidentes futboleros se alejan de la independencia.
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