El PSOE ‘del pueblo’ contra el PP de la calle

“No pierdan el tiempo buscando disidentes, desertores o traidores, ninguno es ya representativo de este PSOE. ¿Y saben por qué? Porque este PSOE ya se blindó hace años contra cualquier ingerencia externa en su toma decisiones. Este PSOE ya no es de sus dirigentes, ni pasados ni presentes, sino de sus militantes, y por consiguiente del pueblo”. 

Estos treinta segundos de Óscar Puente en el debate de investidura de Feijóo pasarán ya a la historia del Partido Socialista. Con ella se confirma la fundación de un nuevo partido. Un PSOE controlado férreamente por el “sanchismo” donde las voces críticas son silenciadas y apartadas.

Ahora, el PSOE del pueblo se atrinchera en la frágil aritmética parlamentaria para mantener el poder frente a una derecha crecida en el parlamento y en la calle. Mientras, el PP de Alberto Núnez Feijóo se prepara para plantar cara al desafío Sánchez-Puigdemont. Lo hará asumiendo su papel de oposición mientras agita las calles.

Ganador moral

Como era de esperar, Alberto Núñez Feijóo perdió la primera votación de su investidura. El viernes se celebrará la segunda, aunque salvo sorpresa de última hora lo más probable es que vuelva a perderla. Pero lo que tenía que ser un dolor de muelas ha acabado siendo la reivindicación de Feijóo como líder indiscutible del bloque contra el sanchismo.

El PP celebró con euforia ayer el desarrollo del debate de investidura. Feijóo presentó por primera vez sus credenciales de candidato a la presidencia, con un discurso a la altura de un hombre de Estado. Consiguió incluso invisibilizar a Sánchez, que delegó su réplica en Óscar Puente y siguió la sesión con una sonrisa nerviosa.

Contra todo pronóstico, Feijóo logró arrebatar la iniciativa de la derecha a Vox y retratar al PSOE con un proyecto de consenso. Ahora solo le queda esperar que las negociaciones PSOE-Junts naufraguen. Si finalmente hay gobierno socialista, plantará cara con una oposición responsable y con el eco de las movilizaciones populares.

El escenario ha cambiado

Tras el 23-J Feijóo parecía condenado a desaparecer, fagocitado por su propio fracaso y por las tendencias radicales en Vox y dentro del propio PP. En Ferraz, en cambio, sonreían. Habían conseguido salvar un match ball decisivo, y la euforia les cegó hasta el punto de ignorar las dificultades de la negociación con Junts.

El escenario ha cambiado. Feijóo se ha crecido en el debate de investidura, y ya no es el monigote que iba dando bandazos mientras esperaba a que Ayuso tomara su relevo. En cambio, a Pedro Sánchez se le atragantan las negociaciones con Junts mientras va quedando cada vez más arrinconado.

En el PSOE creían que podrían llevar las negociaciones con Junts sin cruzar líneas rojas y venderlo después a los españoles como un éxito. Pero la manifestación del pasado 24 de septiembre cambió la perspectiva de las cosas. Está claro que la amnistía genera un amplio rechazo en la sociedad española, y esto preocupa a los socialistas.

Feijóo se ve presidente

El PP, hasta ahora urgido por la necesidad de tocar poder, ahora se relaja y contempla la guerra con el sanchismo como una carrera de fondo. Asumen que Feijóo no será presidente a corto plazo. Pero saben que un gobierno del PSOE sujetado por Junts no durará mucho o, en todo caso, erosionará irreversiblemente a Sánchez.

Por lo tanto, solo hay que esperar a que la legislatura descarrile o a que llegue el momento del PP dentro de cuatro años. Pero si algo ha quedado claro en Génova es que Feijóo tiene que ser el candidato a la presidencia en las próximas elecciones. Esto, y que Pedro Sánchez solo está alargando la agonía de verse arrastrado por sus propias contradicciones.

El próximo campo de batalla será el debate de investidura de Pedro Sánchez, si consigue atraer el apoyo de Junts. El presidente en funciones ya no se podrá esconder en Óscar Puente y tendrá que batirse cuerpo a cuerpo con Feijóo. Ese debate marcará definitivamente el curso político de los próximos años.