El PSOE admite su error con Carles Puigdemont
Por primera vez entran las dudas en Ferraz
Tras las elecciones del 23-J, la consigna de Pedro Sánchez fue clara: amarrar la Moncloa fuera como fuera. Dos meses antes el PSOE había perdido casi todo el poder territorial, y el inesperado resultado de las generales obligaba a retener el gobierno. Solo eso explica la tenacidad en las duras negociaciones con el partido de Carles Puigdemont.
Pero algo cambió el pasado jueves, cuando el líder de Junts dio órdenes de parar máquinas y dejó la investidura en el limbo. Pesos pesados del PSOE, hasta ahora callados, levantaron la voz contra la enésima bravata de Puigdemont. Por primera vez aparecen las dudas en la dirección socialista sobre la viabilidad de una legislatura en manos de los independentistas.
No se trata solo de la volatilidad de Puigdemont, sino de la eterna pelea entre Junts y ERC. Los socialistas se sienten en medio de la guerra entre republicanos y postconvergentes y reconocen un importante desgaste en los últimos días. Y lo peor de todo es la sensación de que esto no ha hecho más que empezar.
El PSOE, trinchera de ERC y Junts
Junts alegó un desacuerdo en la letra pequeña de la amnistía para justificar el bandazo del pasado jueves. Pero en Ferraz sospechan que Puigdemont tuvo un ataque de cuernos por el triunfal anuncio del pacto con Esquerra. En el equipo de Sánchez reconocen un error de cálculo en la fase final de las negociaciones, pero van más allá.
Por primera vez aparecen las dudas sobre la viabilidad de una legislatura en manos de dos partidos, ERC y Junts, cuyo único interés es la pugna por el poder en Cataluña. En el PSOE son conscientes de que Junqueras y Puigdemont están llevando las negociaciones con la mirada puesta en 2025. Es la fecha en la que los dos partidos medirán sus fuerzas en las elecciones autonómicas catalanas.
Esto añade un importante elemento de inestabilidad en la legislatura que pretende arrancar el PSOE. En Ferraz siguen confiando en la inminencia del acuerdo, pero ya no basta solo con eso. La gran duda que surge ahora es si se puede garantizar el cumplimiento íntegro de la legislatura con un gobierno atrapado en la trinchera independentista.
Huida hacia adelante
En el PSOE ven bastantes elementos que complican la estabilidad del próximo gobierno de coalición. La primera variable es el ego de Carles Puigdemont y su lucha permanente con Junqueras por capitalizar la reactivación del Procés.
La segunda variable es la lucha interna en ERC, con la bicefalia entre Oriol Junqueras y Pere Aragonès. De hecho, la verdadera pelea ya no es entre Puigdemont y Junqueras, sino entre Puigdemont y Aragonès.
Otro elemento de inestabilidad es la presión que el independentismo radical, a través de sus entidades, ejerce sobre Carles Puigdemont. Hay algo más, y es el encaje jurídico de las insaciables exigencias de Junts. Todo ello está generando dudas sobre un PSOE, al que sin embargo tampoco le vale la repetición electoral.
Las últimas encuestas muestran un crecimiento del PP, un estancamiento de PSOE y Vox, y una caída de Sumar. Esto acercaría a la derecha a la mayoría absoluta, y es la razón por la cual en Ferraz no quieren ni oír hablar de nuevos comicios. La única opción viable para Pedro Sánchez ahora es una huida hacia adelante.
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