El PSC para los pies a Pedro Sánchez
Los socialistas catalanes no contemplan que Barcelona sea moneda de cambio
Las negociaciones entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont para la investidura del primero van camino de convertirse en uno de los seriales políticos más recordados. Acordado lo básico de la amnistía, ahora es el momento de vestir el pacto con otros compromisos que permitan a Junts justificar haber variado por completo su relato. Todas las miradas se centran en la Unión Europea, donde España cada vez lo tiene más difícil para conseguir la oficialidad del catalán. Mientras, Junts pone encima la mesa varias opciones para contentar a sus votantes.
Una de estas demandas de los de Carles Puigdemont tiene que ver con el Ayuntamiento de Barcelona, algo totalmente previsible y que publicaba El Mundo este fin de semana. Los procesistas aún no han digerido que Xavier Trias no sea alcalde de la ciudad tras ganar las elecciones y no se esperaban la jugada de Collboni. Junts per Catalunya se enfadó tanto con el PSC que rompió el gobierno que ya tenían preparado en la Diputació de Barcelona, justo antes de las generales.
Pero donde dije digo digo Diego. Desde entonces no ha llovido demasiado, pero la vida en política corre muy rápido últimamente en España. Nadie se acuerda y ahora el PSOE y Junts se necesitan y toca pactar. Y, claro, Pedro Sánchez se centra en sus pretensiones propias y utiliza el PSC como peón en todo el proceso.
Hace ya algunos años que Salvador Illa se ve obligado por el contexto a mantener el Govern de Pere Aragonès y a matizar sus críticas porque la aritmética parlamentaria en el Congreso así lo exige. Pero todo tiene un límite. Los socialistas catalanes también tienen sus propias líneas rojas y la alcaldía de Barcelona es una de ellas.
Nadie en el PSC, ni Salvador Illa ni el aparato del partido, contempla la opción de ceder durante dos años la alcaldía a Xavier Trias. Es imposible que esto suceda aunque Carles Puigdemont lo intente. Imagínense la fotografía de Xavier Trias con la vara de alcalde y Carles Puigdemont a su lado. Sería una imagen de mucha fuerza para Junts per Catalunya, pero un golpe durísimo para Salvador Illa.
Una cosa es que los socialistas catalanes esperen su momento para beneficio de Pedro Sánchez y la otra es que pierdan su poder municipal a costa de Carles Puigdemont. Y Ferraz ya es conocedora de esta decisión: el PSC no está dispuesto ni hablar del tema y avisa que la militancia no entendería que se explorará la opción de compartir la alcaldía de Barcelona.
Carles Puigdemont necesita algo más
Descartada, pues, la carta Trias, Junts per Catalunya pone otras condiciones a Pedro Sánchez. Una de ellas es que la princesa Leonor jure la semana que viene la Constitución en catalán. Otra podría ser incluir la figura de un mediador internacional para que valide que se cumple el acuerdo de investidura entre Junts y el PSOE. Se trata de propuestas difíciles de encajar para Pedro Sánchez, que cree que ganando tiempo y acercándose a la fecha límite lo tendrá más fácil con Puigdemont.
Falta tan solo un mes y no hay nada claro más allá de la amnistía y de los límites del PSC. Cojan asiento, que vienen curvas.
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