
El procesismo sufre otro revolcón judicial en Europa y recurre a la pataleta
Josep Costa acusa a los jueces de prevaricar tras su quinta derrota en los tribunales
Una de las obsesiones del procesismo siempre fue que la comunidad internacional apoyaría la causa catalana frente a la tiranía española. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha tumbado un nuevo recurso por el espionaje de Pegasus.
El procesismo ha reaccionado acusando a los jueces de prevaricar y amenazando con irse con la música a otra parte. Es decir, primero acuden a Europa para acabar renegando de Europa cuando Europa no les da la razón.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha inadmitido la demanda de Quim Torra y Josep Costa. Entiende que los procedimientos judiciales internos siguen abiertos. Según los jueces europeos, hay que esperar a la resolución del Tribunal Constitucional.
Es la quinta derrota judicial de Josep Costa, que sin embargo ha amenazado con volver a presentar otra demanda. Eso sí, también ha cargado contra el tribunal europeo. “Algún día sabremos que pasa ahí”, ha deslizado, pero ahora mismo no podemos confiar con que hagan justicia”.
“Hay otros lugares donde defender nuestros derechos”, dice Josep Costa. Algo realmente curioso, porque el procesismo siempre idealizó el Tribunal Europeo de Derechos Humanos como un oasis de justicia.
Una humillación en toda regla
El Tribunal de Estrasburgo ha emitido en su resolución varias consideraciones que son de sentido común. Solo pueden sorprender a quienes llevan años viviendo en un universo paralelo. En todo caso, el auto del juez es una humillación para los procesistas porque tumba uno por uno sus argumentos.
La justicia europea les dice a Costa y Torra que detener a alguien para declarar no vulnera ningún derecho y que la suya fue una detención justificada. Les recuerda que su inmunidad no era aplicable, y que las decisiones del juez no eran injustas ni impredecibles. Resuelve que la demanda es manifiestamente infundada, y los jueces la consideran inadmisible por unanimidad.
Quim Torra, y especialmente Josep Costa, son el ejemplo del fracaso reiterado de la estrategia judicial del procesismo. Un fiasco que se encarna también en las figuras de Gonzalo Boye, Carles Puigdemont y Toni Comín. Lo peor para ellos no es que la justicia europea les haya dado la espalda, sino que sus batallas judiciales ya no interesan a nadie.
Sobre todo al independentismo, que ve en la guerra judicial una estrategia estéril y un engaño más en la traición de la élite procesista. Ago que explica muy bien el distanciamiento entre los partidos y sus bases.
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