El procesismo mediático apuesta por nuevas elecciones

La histórica derrota del independentismo en Cataluña, la noche del domingo, ha obligado a abrir una reflexión para definir estrategias y recuperar la confianza de los electores. Los partidos independentistas han perdido por primera vez la mayoría absoluta, y el constitucionalismo ha logrado su mayor representación en el Parlament. Esto ha desatado los nervios en el entorno procesista, empezando por sus terminales mediáticas, que ya están pidiendo nuevas elecciones.

El director de Vilaweb, Vicent Partal, considera “superada” la lucha por la hegemonía en el independentismo y apela a una reunificación bajo el liderazgo de Carles Puigdemont. Lo hace en un editorial titulado “La partida no ha terminado, elecciones en octubre con un independentismo renovado”. Partal propone la reconversión del partido de Puigdemont en un espacio más abierto y transversal, o una reedición de la coalición Junts pel Sí.

También José Antich, director de El Nacional, apuesta por un entendimiento entre Junts y ERC con la repetición electoral como mejor salida. “Una repetición electoral tendría como aliciente la posibilidad de que Junqueras pueda presentarse, ya con la amnistía vigente”, apunta el director del periódico afín a Junts. “Veremos como juegan sus piezas los socialistas y también la musculatura negociadora de Junts y ERC”, añade.

En NacióDigital, otro medio procesista, se muestran claramente “a favor de la repetición electoral”. Así se titula el artículo de opinión de Germà Capdevila, donde ve las nuevas elecciones como una oportunidad para “resolver de una vez por todas las luchas fratricidas” del independentismo. ERC y Junts “tienen en sus manos forzar una repetición electoral que permita hacer una campaña no condicionada por la represión del Estado”, proclama.

El bloqueo electoral como oportunidad

En la misma línea que Germà Capdevila, Vicent Partal recuerda que “Puigdemont ha hecho una campaña en una escandalosa inferioridad de condiciones, sin poder participar en los debates electorales ni recorrer el territorio”. En cambio, señala que “en octubre, con su regreso, tiene la oportunidad de sacudir el panorama político y electoral”. El director de Vilaweb apela también a una “reflexión de los independentistas abstencionistas” para derrotar al constitucionalismo.

Tanto Antich, como Capdevila y Partal, coinciden en que la imposibilidad de Illa de formar gobierno es la oportunidad que el independentismo necesita para resarcirse. Porque según señala el articulista de NacióDigital, “el camino hacia la independencia de Cataluña no avanzará hasta que Oriol Junqueras y Carles Puigdemont se puedan enfrentar directamente, cara a cara, en unas elecciones”.  Con la suma de Junts, ERC y la CUP, el procesismo necesita nueve diputados más para alcanzar la mayoría absoluta.

Puigdemont quiere gobernar

El pulso está ahora entre Salvador Illa y Carles Puigdemont. Los socialistas instan a Junts a aceptar la clara victoria del PSC y negociar para facilitar la investidura de su candidato. Pero Carles Puigdemont afirma que tiene la capacidad para armar una mayoría más amplia, y anuncia su intención de presentarse a la investidura. Su intención es conseguir el apoyo de ERC y la CUP para gobernar en minoría con la abstención del PSC.

La dimisión de Pere Aragonès abre otra incógnita y es cómo se rehará ERC y bajo qué liderazgo. Si Oriol Junqueras toma la alternativa como así parece, el sueño de la unidad independentista se aleja porque representa el sector más beligerante con Puigdemont. La única posibilidad es que el sector crítico de ERC se abra paso para reconstruir los puentes de la unidad, aunque esto parece más bien improbable.

La repetición electoral que ansían los procesistas sería la confirmación de un nuevo fracaso de la política catalana, instalada desde hace años en la inestabilidad. Serían las novenas elecciones en 18 años, una anomalía en un territorio que había sido siempre sinónimo de estabilidad. Además, no parece que unas nuevas elecciones vayan a resolver la lucha entre ERC y Junts, lo cual arrojaría un escenario muy parecido al que nos encontramos ahora.