Pedro Sánchez sentado en el congreso con expresión pensativa y mirando hacia abajo
POLÍTICA

Los 3 contratiempos que asoman a Pedro Sánchez al abismo

El batacazo de las gallegas, la guerra entre PNV y Bildu, y el lío de la amnistía abren un escenario incierto para el Gobierno de coalición

La noche electoral del 23-J, ante el escepticismo de su círculo cercano, Pedro Sánchez lanzó un claro mensaje: habría acuerdo con Junts. Su convencimiento partía de una clara premisa, y es que el “sanchismo” solo puede sostenerse en el poder. Por lo tanto, cualquier opción de sobrevivir pasaba por reeditar el Gobierno de coalición.

El acuerdo de legislatura PSOE-Junts desató la euforia en Ferraz, pero el pesimismo se ha ido extendiendo estos días hasta contagiar al propio Sánchez. El presidente del Gobierno y líder absoluto del PSOE se ha acostumbrado a nadar a contracorriente. Pero los obstáculos que se está encontrando esta vez son demasiado, incluso para alguien tan resiliente como él.

El rechazo de Junts a la ley de amnistía fue el primer golpe a la mandíbula de un Sánchez al que los resultados de las elecciones gallegas han mandado a la lona. El presidente trata de levantarse para seguir en el ring, pero ante él se presenta ahora un nuevo peligro. La competencia entre PNV y Bildu amenazan con romper definitivamente los frágiles equilibrios del bloque de legislatura.

1. Sin poder territorial

Pedro Sánchez tomó una arriesgada decisión en vísperas de las elecciones generales del 23-J: desafió a los barones territoriales confeccionando él mismo las listas y asumió sobre las espaldas todo el peso de la responsabilidad. Los resultados y el acuerdo con Junts le salvaron inicialmente, pero los resultados de las gallegas han destapado la crisis del PSOE.

Los socialistas controlaban siete autonomías cuando Pedro Sánchez llegó a la Moncloa en 2018, y ahora tienen solo Asturias, Castilla-La Mancha y Navarra. Esto da alas a la oposición interna a la deriva sanchista del partido. Sánchez puede seguir en el Gobierno, pero sin poder territorial su poder absoluto queda francamente cuestionado.

Los sectores críticos apuestan por abandonar la alianza con la izquierda radical y los independentistas, y fraguar la Gran Coalición con el PP. El PSOE pasaría a ser el socio minoritario del Gobierno, pero a cambio mantendría la confianza de los electores y podría iniciar un proceso de reconstrucción hasta las próximas elecciones. Pero para ello tendrán primero que esperar a que el “sanchismo” caiga, y Pedro Sánchez presente su renuncia.

2. El problema del PNV

Otro contratiempo es la guerra abierta entre PNV y EH Bildu a las puertas de las elecciones vascas (21 de abril). Uno de los éxitos del sanchismo ha sido incorporar al PNV en la órbita del Gobierno de coalición progresista. Los jeltzales comparten más cosas con el PP que con un PSOE arrastrado por Podemos, pero han cerrado las puertas a cualquier pacto con Feijóo mientras este vaya de la mano de Vox.

El problema es que EH Bildu se ha convertido desde hace tiempo en el socio preferencial de Pedro Sánchez, y el PNV ve asomarse el peligro de un sorpasso en las elecciones vascas. Los abertzales dan por hecho que si hay una victoria por la mínima, el PSE tendrá que darles el gobierno, mandando al PNV en la oposición. Esto aleja a los de Andoni Ortuzar y Aitor Esteban del PSOE y les acerca al PP.

Plano medio de Andoni Ortuzar hablando en un mitin con el logo del PNV a un lado y un foto del Congreso de los Diputados de fondo

Hay otro factor preocupante, y es que el PNV da por hecho que el Gobierno de coalición no llegará ni a los dos años y empieza a explorar alternativas. Los de Ortuzar, que acaban de reconstruir los puentes con Junts, han planteado a Puigdemont los riesgos de seguir en el barco de Pedro Sánchez. Esto abre las puertas a una moción de censura en la que podrían votar juntos el PNV y Junts con el PP de Feijóo.

3. El lío de amnistía

Esto liga directamente con el problema de la amnistía, porque el apoyo de Junts depende exclusivamente de la aprobación o el naufragio de esta ley. En realidad, la debilidad en la que se encuentra el PSOE es una buena noticia para Puigdemont, que puede utilizar su desesperación para imponer sus condiciones. El PSOE ya avanzó que el terrorismo y la traición eran líneas rojas que no estaban dispuestos a cruzar, pero el escenario ha cambiado.

Imagen de Pedro Sánchez junto a Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y varios amnistiados del procés català

Ahora mismo Sánchez tiene más que perder que Puigdemont si la amnistía no prospera, así que el PSOE está obligado a dar pasos que no quería dar. En Ferraz creen que si la ley sale adelante, dará estabilidad al Gobierno de coalición hasta el final de la legislatura. Pero por otro lado, habrá que ver qué efectos electorales tiene en Cataluña.

Y esto es fundamental, porque Salvador Illa es la última bala que le queda a Sánchez para conservar algo de poder territorial. Si el PSC gana las elecciones en Cataluña y puede formar gobierno, el sanchismo saldrá reforzado. De lo contrario, Sánchez habrá perdido el poco crédito que tenía, y quedará en una posición de debilidad que podrán aprovechar fuerzas como el PNV para dar un vuelco a la situación en el Congreso.

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