Una tienda de alimentación y frutos secos con letreros azules y un hombre de pie usando su teléfono móvil.
POLÍTICA

La pregunta viral de un independentista sobre el misterio de los ‘pakis’ en Barcelona

Los usuarios en redes sociales tienen clara la respuesta: ‘vendiendo Ganchitos seguro que no pagan el alquiler’

Cualquiera que resida en Barcelona habrá advertido que hay una notable presencia de supermercados regentados por ciudadanos de origen paquistaní. Se trata de pequeños comercios que están abiertos las veinticuatro horas del día y que se caracterizan por solventarle la búsqueda de alcohol a muchas personas.

Además del elevado número de estos supermercados, destacan dos hechos más. El primero, que no tienen demasiada clientela y al mismo tiempo son inmunes a su propia competencia. El segundo, que parecen no tener ningún problema para enfrentarse a los elevados alquileres de la capital catalana.

¿A qué se dedicarán?

Ante esta situación, los ciudadanos de Barcelona se hacen preguntas ¿Verdaderamente son rentables estos negocios? ¿Son una tapadera? ¿Las autoridades no se dan cuenta? Uno de los ciudadanos que también se ha hecho estas preguntas es Santiago Espot.

Destacado nacionalista catalán, Espot es conocido por su faceta de tertuliano y por la contundencia de sus posturas independentistas. De un tiempo a esta parte, está inmerso en lo que parece la creación de un movimiento cívico destinado a “Salvar a Barcelona”. En sintonía con esto, Espot ha hecho algunas publicaciones sobre los comercios ‘pakis’ y que han tenido una amplia circulación en las redes sociales:

En un mensaje posterior, Espot “exigía saber qué se cuece en nuestras calles”. A tenor de las reacciones y respuestas de los usuarios, los ciudadanos tienen muy claro qué hay detrás de este fenómeno.

“Usan negocios deficitarios para el blanqueo de dinero de actividades ilícitas. Todo el mundo lo sabe y no pasa nada”, “Blanqueo de capitales y venta en el mercado negro de permisos de trabajo” o “vendiendo Ganchitos seguro que no pagan el alquiler”. Como se suele decir, la ciudadanía no tiene pruebas, pero tampoco dudas.

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