Un hombre en un podio con las banderas de España y la Unión Europea de fondo y el logotipo del PP.
POLÍTICA

El PP de Feijóo, obligado a abandonar la ambigüedad

Las sombras de Ayuso y Abascal son alargadas y una legislatura en la indefinición se hace muy larga

El incontrolable ruido de la actualidad ha disimulado una de las dinámicas más importantes de la política española actual: el destino del PP. Partido sistémico y con un líder que no se destaca por los grandes movimientos, el PP está realmente estancado. Para entender esta situación hay que remontarse a los primeros meses de Feijóo en el PP.

Como muchos recordarán, cuando Feijóo llegó a Génova, circulaba la idea de que Sánchez estaba muerto, y que por eso había adelantado las generales. Fue aquella época en la que Michavila y otros sociólogos auguraban una mayoría absoluta y muy holgada del PP con Vox. Esto era un escenario ideal para alguien del perfil de Feijóo: poca ideología, movimientos electorales que arrastran y discurso de la gestión.

El líder del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, durante la primera sesión del debate de investidura del líder del PP, en el Congreso de los Diputados, a 26 de septiembre de 2023, en Madrid

Ahora bien, a Sánchez, como es habitual, le salió bien la jugada de adelantar las elecciones, fundamentalmente porque la estrategia del miedo con Vox le funcionó. Esto condujo a Feijóo a una situación compleja, que no era otra que estar en la oposición sin un plan claro. Entre sus principales problemas estaba la competencia de Vox y la solidez del Gobierno ‘Frankenstein’, que no es otra cosa que una correlación de débiles.

Y como los partidos políticos son máquinas que beben poder, cada vez era más fuerte el “runrún interno” (Díaz Ayuso) en el PP. Es decir, que la ambigüedad de Feijóo, tan del gusto de la cantera gallega, no tiene la suficiente fuerza para aguantar una legislatura. Esto ha llevado al partido a organizar el equivalente a un cónclave para el próximo julio.

Hombre con barba y traje oscuro hablando en un podio con micrófonos.

¿Qué pensamos?

Si se mira con perspectiva, el PP tiene que decidir qué discurso va a tener dentro de la nueva derecha. 'De facto', esto se traduce en aclarar la relación con Vox, que a todos los efectos es el partido que ha recogido los vientos de la nueva derecha mundial. Porque si algo es innegable es que, por ahora, en la partida de ajedrez entre PP y Vox, gana Vox.

Aunque fuera al precio de romper gobiernos autonómicos, endurecer el discurso y cerrar filas con Trump, a Vox le ha funcionado la estrategia. La prueba está en que ha monopolizado el voto joven y el discurso en redes. Del mismo modo, presenta un crecimiento electoral lento, pero constante, que lo sitúa como el futuro socio de Gobierno del PP. Y lo que Feijóo no quiere es que a Abascal le salga bien lo que en un inicio Iglesias quería hacer con Sánchez: marcar el discurso desde dentro.

Por este motivo, el próximo congreso del PP tendrá un aroma muy ideológico, que, como no podía ser de otra manera, se trasladará a la lucha entre sectores. Por un lado, está el sector más partidario de un discurso más agresivo, como el Díaz Ayuso. Por otro lado, está el sector típicamente moderado del PP, que no deja de ser el reflejo inverso del PP.

Inmigración, cordón sanitario a Vox, eutanasia, aborto: son esta clase de temas sobre los que Feijóo tiene que posicionarse. Paralelo a esto, también tiene que modificar la normativa interna y los procedimientos. Esto, que puede parecer irrelevante, tiene una importancia capital y que, a largo plazo, puede suponer el éxito o la condena de Feijóo.

Plano medio de Isabel Díaz Ayuso, vestida de rojo, sentada en un escaño del Senado, sonriendo y mirando a cámara

La normativa interna es la que se encarga de definir el procedimiento de primarias y selección de líderes. Hay dos posibilidades: selección por compromisarios o por voto directo de la militancia. Feijóo, que sabe que no despierta pasiones, prefiere el voto por compromisarios porque es más fácil de controlar desde la dirección. Pero, alguien como Ayuso, en cambio, prefiere el voto directo de la militancia.

Finalmente, toda esta situación está aderezada con el factor sorpresa de Pedro Sánchez, que igual adelanta elecciones que se retira a pensar durante unos días. En este contexto, lo peor que le podría pasar a Feijóo sería repetir lo de 2023, es decir, que Sánchez le pille con el pie cambiado. La diferencia está en que ahora el PP no se podría permitir otra derrota por culpa del equilibrismo.

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