Montaje con foto de policías
POLÍTICA

¿Por qué nunca ves la nacionalidad de los delincuentes en los titulares de prensa?

Un protocolo acordado por el PSOE y el PP en 2003 ha marcado la línea a seguir estos últimos años

Los medios de comunicación de masas en España tienen por costumbre no revelar la nacionalidad de los delincuentes. Esta práctica, que empezó hace ya más de dos décadas, no solo se ha intensificado en los últimos tiempos sino que además hay una tendencia creciente a dulcificar los contenidos. Las razones son conocidas, apelar a un supuesto código deontológico para evitar la criminalización de determinados colectivos.

Según explica La Gaceta, este consenso se fraguó el 1 de octubre de 2003 con un documento firmado por los dos grandes partidos, el PSOE y el PP. Se trata del protocolo sobre el Tratamiento Informativo de la Inmigración en los Medios de Comunicación Audiovisual, que empezó aplicándose en RTVE. La intención era extender la práctica al resto de medios hasta convertirlo en una norma no escrita para el periodismo español.

Foto de un inmigrante saltando la valla

Además del ente público, los medios subvencionados o próximos al poder asumieron estos códigos. Entre ellos, no informar sobre la etnia, el color de piel, el país de origen o la religión en noticias de sucesos y con fondo delincuencial.

Fomentar la multiculturalidad

El gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero puso una marcha más, apelando a los medios públicos y subvencionados a fomentar la idea de la multiculturalidad. Esto implicaba no solo esconder el origen de los delincuentes, sino hablar en positivo de las otras razas y culturas para fomentar la diferencia.

Además, atribuyó a los medios de comunicación una responsabilidad en la integración de los inmigrantes, contribuyendo por ejemplo al “clima de diálogo social”.

Los socialistas hicieron extensivo estas recomendaciones a los cuerpos y fuerzas de seguridad, pidiéndoles que no señalaran a colectivos minoritarios y que sirvieran la información a los medios con el debido sesgo. Abordar la inmigración como tema y no como problema, y asumir la normalidad de la circulación internacional de personas, estaban entre las directrices del mencionado protocolo.

Aunque de forma más clara, PSOE y PP dictaminaron evitar la vinculación entre inmigración y violencia o delincuencia. Incluso contenía expresiones y palabras que tenían que evitarse, así como eludir ciertos debates como el de la natalidad o el de la demanda de trabajo. 

Un debate en torno a la cuestión

El código aprobado por el PSOE y el PP fue secundado por el ente público, las principales cabeceras de este país y las principales agencias de comunicación. Las recomendaciones fueron seguidas al pie de la letra, levantando un tupido velo en torno a informaciones especialmente sensibles. Pero algo ha cambiado estos últimos años.

Por un lado, la multiplicación de canales de comunicación alternativos (plataformas y redes sociales) que han roto con el monopolio informativo del poder. Por otro lado, se ha roto el tabú sobre ciertos temas como la ideología de género y la inmigración. Todo lo cual ha abierto un debate necesario sobre si los medios de comunicación deben ejercer como meros transmisores de la información o por el contrario deber ejercer la censura para guiar ideológicamente a las masas.

Además está la cuestión del rigor periodístico. Así, por ejemplo, informar sobre la nacionalidad de los delincuentes puede ser relevante a la hora de analizar el impacto de la inmigración ilegal sobre la seguridad. Así, si el número de extranjeros que cometen agresiones sexuales ha aumentado drásticamente en los últimos años, ¿al esconder el origen de los agresores no estamos cercenando el derecho a la información y la comprensión de un fenómeno?

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