Un hombre con gafas y traje señala con el dedo frente a una bandera de la Unión Europea.
POLÍTICA

Del 'Europa ens mira' del Procés al 'plan Bruselas' de Salvador Illa

El nuevo gobierno catalán quiere salir de la irrelevancia para recuperar el liderazgo de Cataluña en Europa

Apenas llegado al gobierno catalán, Salvador Illa estableció el frente internacional como clave en el proceso de normalización institucional y política de Cataluña. Tiene su lógica, dado que la internacionalización del conflicto catalán fue una de las prioridades del procesismo para conseguir la independencia. Tras el giro efectuado en las delegaciones catalanas en el extranjero, el President de la Generalitat anuncia ahora un ambicioso plan para recuperar la incidencia catalana en Europa. Se trata del “plan Bruselas”, que el consejero de Acción Exterior, Jaume Duch, expondrá este martes en la reunión del consejo de gobierno. El plan consta de dos patas: la lealtad a la legalidad española internacional, y la recuperación del liderazgo regional en Europa.

Salvador Illa señalando con el dedo índice durante una conferencia.

No es casual que Salvador Illa haya elegido Bruselas como lugar para su primer viaje oficial en el extranjero, antes de ir a Madrid para entrevistarse con Pedro Sánchez.

El propio Illa ha reconocido este martes en Foros de Vanguardia que el frente internacional ocupa un lugar primordial en su acción de gobierno. En resumen, se trata de que Cataluña deje de ser un problema para Europa para ser de nuevo una oportunidad.

Salvador Illa no se reunirá con la máxima autoridad europea, Ursula von der Leyen, pero si con la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. El president quiere trasladar tanto a Metsola como al Comité de la Regiones que se reúne esta semana, el nuevo papel que quiere impulsar para Cataluña en el mundo. Es aquí donde planteará las cuestiones estratégicas y prioritarias de desarrollo catalán en la UE, como el corredor mediterráneo o la industria catalana de los chips.

Cambio en la acción exterior catalana

El fracaso del procés se debió, en parte, al exceso de confianza del independentismo catalán en las instituciones europeas. Con el lema “el món ens mira” por bandera, los líderes procesistas siempre creyeron que la imagen de un pueblo oprimido contra un Estado tiránico haría reaccionar a Bruselas y salir en defensa de los catalanes. Pero a la hora de la verdad se impuso la frialdad de la política, y la UE defendió sin vacilaciones la integridad territorial de uno de sus estados miembro.

La estrategia del exilio tampoco dio frutos, y a medida que la cuestión catalana perdió interés los líderes procesistas “exiliados” han acabado viéndose como una anécdota. Las últimas decisiones del Parlamento Europeo y los últimos fallos de la justicia europea son ejemplo de cómo el procesismo ha ido perdiendo la batalla del relato en Bruselas.

Todo esto ha llevado a un papel residual o inexistente de Cataluña en Bruselas, situación a la que el nuevo gobierno socialista quiere dar la vuelta. Cataluña quiere volver a estar presente en la toma de decisiones y la definición de las políticas regionales europea, en cuestiones como la industrialización, la competitividad y la vivienda. Cuestiones todas ellas que conforman la columna vertebral del plan de desarrollo que el gobierno de Salvador Illa ha definido como “la tercera transformación de Cataluña”.

Otro desafío a Junts

La voluntad de "normalización" institucional en Cataluña ha irritado mucho a Carles Puigdemont porque supone el desmantelamiento del Procés en todos los frentes. También en el europeo, y no es extraño que el anuncio del 'plan Bruselas' haya levantado ampollas en el entorno de Junts. Dicen que es falso que Cataluña haya abandonado los espacios de poder en Europa, sino que han sido víctimas de un veto por parte del Estado español. "Para líderar en Europa tenemos que estar ahí como Estado, no como extremidad", afirma Aleix Sarri, asesor de Junts.

La realidad es que la lucha por el Estado propio no ha traído protagonismo y prosperidad a Cataluña en Europa, sino más bien irrelevancia y pérdida de liderazgo. El gobierno de Salvador Illa confia en que uniendo fuerzas con el Gobierno central se podrán conquistar espacios como el catalán en Europa y volver a ser capital euromediterránea. 

Plano medio de Carles Puigdemont de pie detrás de un atril con un fondo azul en una rueda de prensa en Bruselas

La pérdida de esta batalla es muy dolorosa para Carles Puigdemont, porque durante mucho tiempo Bruselas ha sido el último reducto de poder, aunque simbólico, del expresident. Mantener en pie el frente europea le permitía seguir presentándose como el "presidente legítimo", pero la pérdida del único escaño que le quedaba y la práctica disolución del Consell de la República le dejan muy tocado. Y encima ahora tendrá que ver como Salvador Illa se pasea por Bruselas como presidente legítimo de Cataluña.

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