Mujer de cabello corto y rubio con blusa roja, en primer plano, con fondo de mujeres usando burka y texto desenfocado.
POLÍTICA

Pilar Rahola sube el tono contra el burka en Cataluña

La tertuliana hace un duro alegato contra la 'ideología totalitaria' del islam y la complicidad de la izquierda

Pilar Rahola fue pionera en la denuncia del islamismo radical en Cataluña. Hace ya muchos años que la tertuliana advierte sobre los peligros del islam, especialmente con la opresión de la mujer. Eso la lleva a criticar el uso del niqab y el burka por las calles de Cataluña, algo que cada vez es más frecuente debido a la concentración de inmigración de origen islámico.

Hace unos días cargó contra el uso del burka tras haber visto a varias mujeres con esta prenda de ropa por las calles de Barcelona. “No es cultural, es opresión criminal”, dijo.

Ahora vuelve a la carga con dos nuevos mensajes en sus redes sociales. 

En uno de ellos asegura haber visto a una mujer con Burka en un local de la calle Enrique Granados, “haciendo malabares para tomar un helado”. También dice haber visto a una mujer con burka por las Ramblas, y a otra en una tienda de ropa. “La banalización del burka normaliza la esclavitd, no es cultura ni religión, sino odio a las mujeres, pura misoginia cultural”.

El mismo día, publicaba un segundo tuit denunciando haber visto a tres mujeres en burka en una hora. “La candida de mujeres con hijab es ingente”, advertía, “pero el problema es mi tuit, así vamos”.

Pilar Rahola, contra la corrección política

Tan harta está de la situación, que ha utilizado su columna en El Periódico para criticarlo y atacar la corrección política. 

En el artículo cuenta como paseando por Barcelona el día de la verbena de San Juan vio a varias mujeres tapadas de arriba abajo. “En menos de una hora de paseo, tres mujeres completamente tapadas sin posibilidad de identificación, convertidas en espectros cerrados en una prisión textil”. Las considera víctimas de “la misoginia islámica”, completamente anuladas “por una ideología que aprovecha la religión para practicar un dominio violento sobre las mujeres”.

Pilar Rahola se formula varias preguntas. Como si hay que normalizar “que se vulneren los derechos de las mujeres esforzadamente conquistados en favor de un buenismo lastimoso que confunde la pluralidad con la importación de leyes medievales”. O si “tenemos que pervertir los derechos civiles de las democracias liberales” y “callar ante este espectáculo público de misoginia amparado en una idea enfermiza del multiculturalismo”.

Ataque a la izquierda

Rahola carga contra el “wokismo” y “la izquierda general” por haber “secuestrado” el debate y haber “silenciado” esta cuestión. “Si bien es un problema que afecta a la solidez democrática de nuestra sociedad”, añade, “hay una permanente negación del debate, añadida a la criminalización de aquellos que lo quieren abrir”.

Un maniqueísmo que, dice, es extensible a otros debates como el de la inmigración y la delincuencia. “El progresismo impide una y otra vez que hablemos del islam y de los retos que nos plantea”, se queja Rahola, “y ataca toda voz crítica con acusaciones de islamofobia, extrema derecha y el resto de la parferanlia retórica”. Por eso recuerda que “los islamófobos son aquellos que esclavizan a las mujeres musulmanas y no los que denuncian su opresión”.

Finalmente, advierte de los tres peligros de la negación del debate. 

Uno, que “la extrema derecha se lo queda y lo manipula”. Dos, que “el silencio alimenta la impunidad con que actúa el radicalismo islámico”. Y tres, que “abandona completamente a las mujeres musulmanas a su desdicha”.

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