Un pequeño pueblo catalán exige al Rey Felipe VI que pida disculpas

Caldes de Malavella (Gerona) fue escenario de los tumultos antimonárquicos hace un mes, con motivo de la visita del Rey Felipe VI a Cataluña. Ahora, el ayuntamiento de este pueblo de 7.500 habitantes se ha declarado antimonárquico y republicano. Y exigen al monarca que pida perdón a los catalanes.

ERC, Junts y CUP han aprobado la moción antimonárquica con la oposición de PSC y PP. “El rey de España no es ni será nunca bienvenido en Caldes de Malavella”, advierten. La moción exige al Rey Felipe VI “que se retracte de su discurso del día 3 de octubre y pida perdón a las víctimas de la violencia policial que él justificó ante un acto pacífico”.

Pulso a Felipe VI

Los partidos procesistas se refieren al discurso pronunciado por el monarca tras el referéndum ilegal del 1 de octubre. No perdonan a Felipe VI que señalara la “deslealtad inadmisible” de las autoridades catalanas, y que considerara el referéndum “contrario a la democracia”. El Jefe del Estado defendió en aquella ocasión "la armonía y la convivencia" de los catalanes y los españoles.

En respuesta a aquello, Caldes dice que “el día 1 de octubre de 2017 nos hicimos grandes como pueblo e iniciamos un camino, el camino de los hombres y mujeres libres que no son súbditos de nadie”. Su afrenta se suma a la oleada antimonárquica de las comarcas gerundenses.

Oleada antimonárquica

Hace solo unos días, el ayuntamiento de Girona aprobó otra moción para desvincularse de la Fundación Princesa de Girona. La propuesta fue presentada por la Coordinadora Antimonárquica. Su intención era desvincular a la ciudad de la monarquía española y extender su gesto a otras localidades de la provincia.

Caldes ha recogido el guante con la voluntad de que “las mociones antimonárquicas se extiendan por las comarcas gerundenses como una mancha de aceite”. Incluso “por el resto de Cataluña y los Països Catalans”.

Caldes de Malavella acogió el pasado mes de julio los premios de la Fundación Princesa de Girona, con la presencia de la familia real. Los grupos independentistas y antimonárquicos aprovecharon para promover movilizaciones. Incluso intentaron boicotear el acto de entrega de los premios, pero no lo consiguieron.