Pedro Sánchez salva los muebles en el País Vasco
El PSOE podrá darle la presidencia al PNV y, de paso, un poco más de cuerda a Frankenstein
Hace tiempo que Pedro Sánchez juega en equipo. El PSOE sabe que su estrategia de bloques para mantenerse en Moncloa les hace muy vulnerables a los resultados de sus aliados. En particular, a los resultados de los nacionalismos en sus respectivas Comunidades Autónomas. Con el resultado de las elecciones vascas, Sánchez puede respirar tranquilo y afrontar el verdadero reto: las elecciones catalanas.
Un balón de oxígeno
Políticamente hablando, la estrategia de Sánchez pasa por contraer deudas con todos sus aliados y pagarlas como pueda. Las negociaciones con Junts y con ERC - sobre todo, con Junts - son un claro ejemplo. El problema es que este castillo de naipes lleva a la Moncloa a tener el corazón en un puño en cada cita electoral.
En el caso del País Vasco, la angustia del tándem Moncloa-Ferraz pasaba porque el PNV no pudiera gobernar. Lo contrario, era la inasumible concesión de que Bildu gobernara en el País Vasco. Darles la ‘Lehendakaritza’ después de darles Pamplona ya hubiera sido demasiado para los socialistas. Al margen, claro, de lo más importante para Sánchez: que el PNV no hubiera tenido ningún aliciente para mantenerle vivo en Madrid.
Con este resultado - que es un toque de atención histórico al PNV - el PSOE consigue atarse todavía más fuerte a los nacionalistas. Ahora, de la misma manera que Sánchez necesita al PNV, el PNV necesita a Sánchez. Atados de pies y manos.
La tendencia es para Bildu
Aún y con todas, la victoria de Bildu no es una gran noticia para Sánchez ni mucho menos. Con su resultado, Bildu se ha crecido. A partir de ahora, podrán plantarse como un interlocutor que ha ganado fuerza dentro de la aritmética Frankenstein en Madrid.
Y es que, aunque no pueda gobernar, Bildu es el gran ganador de las elecciones. Su resultado no solo es político: apunta a un cambio sociológico dentro de la sociedad vasca, que históricamente se ha encomendado al PNV. Los jóvenes vascos, por ejemplo, transitan en masa hacia Bildu.
Bildu juega a la tendencia y eso debería preocupar al PSOE y, más aún, al PNV. No hay que olvidar que el PNV ha perdido cuatro escaños. Es decir, que si se mantiene en el poder se debe única y exclusivamente a que han fiado su suerte a la política de alianzas de Sánchez.
En esencia: que Bildu asume que no gobernará, pero podrá usar su posición de fuerza pensando ya en las próximas elecciones. La dinámica les favorece a ellos. A partir de ahora, podrán chantajear al PSOE en Madrid para mostrarse en Euskadi como los grandes valedores de los intereses vascos. Como ya se ha señalado en varias ocasiones, el sanchismo era una correlación de debilidades.
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