Primer plano de Pedro Sánchez con cara de preocupación y primer plano medio de Carles Puigdemont riendo. De fondo, una foto de la Mesa del Congreso de los Diputados
POLÍTICA

Pedro Sánchez se lo piensa

En el PSOE creen que Junts tiene más que perder

Los resultados electorales del 23-J desataron la euforia a Ferraz, a pesar de haber obtenido quince diputados menos que el PP. La derecha no sumaba y el PSOE tenía en su mano la reedición del gobierno de coalición. Para ello necesitaban los votos de Puigdemont, pero a esas alturas ni eso podría evitar que Sánchez se quedara en la Moncloa.

Con el paso de las semanas, el optimismo ha ido cediendo ante el baño de realidad de las negociaciones con el independentismo. Por un lado está el precio que tendrá que pagar el presidente de cara a la opinión pública. Por otro, la intransigencia de ERC y Junts, que no parecen dispuestos a bajar del burro del referéndum.

Así las cosas, el PSOE empieza a meditar seriamente si le conviene desgastarse hasta tal punto. Hasta ahora no había otro plan que la investidura, pero tras la resolución de ERC y Junts en el Parlament, poniendo el referéndum como condición innegociable, lo complica todo. ¿Y si Pedro Sánchez rompe la baraja y se presenta en unas nuevas elecciones como el hombre que no se plegó al chantaje de Puigdemont?

Límite, 27 de noviembre

Pedro Sánchez sigue transmitiendo que “habrá un gobierno progresista muy pronto”. Pero las negociaciones se están llevando con la máxima discreción y nada asegura que lleguen a buen puerto. El principal problema ahora es el tiempo, ya que ha empezado la cuenta atrás con una fecha límite: el 27 de noviembre.

Esto hace inviable aprobar una ley de amnistía antes de la investidura. La única salida será acordar un texto base con los principales compromisos y dejar la parte técnica para más adelante. Una vez superado el escollo de la amnistía, llegará el turno del referéndum, donde pueden descarrilar las negociaciones.

El PSOE ha dejado claro que no negociará sobre la autodeterminación ni nada que se le parezca. Los socialistas preparan un ambicioso paquete de medidas económicas y transferencias para vender un “acuerdo histórico” a ERC y Junts. Sin embargo, estos se han comprometido a no renunciar a la consulta vinculante para la independencia.

Mucho que perder

La obsesión del PSOE es obtener el compromiso por escrito de los independentistas de que garantizarán el cumplimiento íntegro de la legislatura. Quieren evitar que Junts condicione el nuevo gobierno con la amenaza latente de la moción de censura. 

Por su lado, ERC y Junts exigirán al PSOE el cumplimiento de los acuerdos en la primera mitad de la legislatura. Quieren evitar que se dilaten en el tiempo unas medidas que les servirán de baza electoral en las autonómicas catalanas de 2025.

Montaje fotográfico con los 2 líderes independentistas Puigdemont y Junqueras, con Pedro Sánchez en primer plano y una manifestación llena de esteladas de fondo

La realidad es que tanto los socialistas como los independentistas tienen mucho que perder y poco que ganar con la repetición electoral. El PSOE iría a unas elecciones con un Feijóo reforzado por el perfil presidencial que consiguió imprimir en el debate de investidura. Junts perdería el grupo propio en el Congreso y la oportunidad histórica de aprobar una amnistía que permitiría el soñado retorno de Puigdemont a Cataluña.

Ahora bien, en Ferraz están convencidos de que Junts se juega más que el PSOE en estas negociaciones. Están convencidos de que Pedro Sánchez podría volver a dar la sorpresa y mantener el tipo ante una derecha que sigue fracturada. En cambio, nada asegura que los de Puigdemont vuelvan a tener una oportunidad como esta para imponer sus condiciones.

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