
La otra cara de la regulación de la vivienda: se expande el mercado negro
Si se juntan la escasez de oferta y la presión regulatoria, el resultado es la economía informal
Ya se ha dicho muchas veces: el problema inmobiliario es un problema de falta de oferta. Ahora bien, esta falta de oferta está vinculada a un exceso de demanda. Y este exceso de demanda, finalmente, está vinculado al crecimiento demográfico y a la concentración poblacional.
Esta es la razón de fondo para que la regulación inmobiliaria no funcione y, lo que es más importante, no pueda funcionar. El motivo es tan simple como que la ley no puede evitar que la gente demande vivienda. Ahora bien, como en economía todo siempre puede empeorar un poco más, el combo de regulación y exceso de demanda tiene una salida bien conocida por los economistas: el mercado negro.
Bienvenidos a la arbitrariedad
Antes de nada, lo primero que hay que entender es que un mercado negro no tiene que ser necesariamente un mercado negro puro. Se puedan dar lo que se conoce como “economía informal”. Es decir, toda clase de procesos que deberían estar reglamentados y no lo están.

En el caso del mercado inmobiliario, esto es lo que empezamos a ver. Como muestra un reciente reportaje de Telecinco, ya empieza a florecer una industria de documentación falsa (nómicas, extractos bancarios, contratos de trabajo, etc.). Esta es la documentación que permite a los propietarios cribar entre los demandantes de vivienda:
Tal y como muestran las imágenes, para el falsificador es tan sencillo como copiar una nómina existente y cambiar los datos. Por este servicio, el falsificador confiesa que cobra noventa euros. Y ante la nómina falsificada, un agente inmobiliario consultado por Telecinco explica que, a primera vista, no pueden saber si es falsa o verdadera.
Esta es una muy clara dinámica de economía informal en contextos de demanda constante y oferta escasa. De hecho, se puede afirmar que no hay ninguna razón para que esta situación se detengan en el medio-corto plazo. Por el contrario, lo más probable es que de lugar a una espiral de economía informal y regulación legal que le va detrás.
Por el momento, lo que es seguro es que Barcelona tiene el alquiler más caro de España. Además, también tiene el alquiler de habitaciones más caro de España, con 661 euros de media.
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