Nuevos problemas para el Gobierno tras repartir inmigrantes ilegales por toda España
En un balneario cerrado de Medina del Campo hay ya cerca de 200
A principios del s.XVI, Medina del Campo era una de las capitales financieras de Europa. En la villa vallisoletana estaba el mercado de lanas más importante del continente y se asentaban también importantes firmas financieras de la época. Todo ese esplendor, que llevó a la ciudad a alcanzar en 1504 los 50.000 habitantes, acabó de golpe. Sucedió cuando, durante la Guerra de los Comuneros, los leales a Carlos I quemaron la ciudad.
Lo hicieron porque los medinenses se negaban a entregar los cañones que custodiaban. Temían que se utilizasen contra Segovia, ciudad también levantada contra Carlos I que en Medina consideraban casi hermana. Hoy, Medina del Campo no alcanza ni los 25.000 habitantes, pero el Gobierno tiene una idea revolucionaria para hacer crecer su población: llevar allí inmigrantes ilegales. Lo peor es que lo hacen de manera no planificada.
En un balneario
El traslado de inmigrantes ilegales a Medina del Campo no se ha hecho con la intención de hacer crecer su población. Se ha hecho, en realidad, porque el Gobierno, ante la llegada constante de pateras a Canarias, no sabe qué hacer.
La última ocurrencia ha sido llevarlas a Medina, en concreto a un balneario. Han llevado, exactamente, a 150. Y lo han hecho sin consultar con la Junta de Castilla y León, competente allí en materia de Bienestar Social.
Vox, a través de su portavoz en las Cortes de Castilla y León, ya se ha posicionado: considera inaceptable lo ocurrido y exige que los inmigrantes sean devueltos a sus países. Periodistas como Javier Negre se han acercado a verlo.
¿De qué balneario hablamos?
Se llama Las Salinas y, hasta que hace un año empezó, explica El Español, a ejecutarse allí una reforma, era un hotel de lujo. Ahora, y tras unos no publicitados acuerdos del Gobierno y diferentes ONG con propietarios hoteleros, ése y otros hoteles se han convertido en improvisados alojamientos para inmigrantes. No es un caso nuevo: en Lleida, el hotel Jardins del Segrià –en plena huerta leridana y a pocos km de la capital- se convirtió ya en 2018 en un centro para MENAS. Cataluña, siempre, va por delante.
Un problema para el Gobierno: las autonomía rechazan y critican su política
Ahora, Sánchez exporta el modelo a Medina del Campo. En paralelo, la Junta de Andalucía se niega también a acoger más inmigrantes procedentes de Canarias y el portavoz de la Junta habla de “mala planificación”. De momento, 240 han ido a parar a Málaga y 321, a Almería. También los han alojado en hoteles de lujo que se convierten en improvisados albergues.
Ayuso es concreta: a los inmigrantes no se les puede “tratar como fardos”. En Moncloa, parece, alguien cree que, si una persona tratada a modo de fardo acaba en un balneario, todo suena mejor. Y, mientras, la España vaciada sigue vacía sin que nadie caiga en que, quizá, todo podría articularse de otra manera más humana y, también, rentable para todos. Según el ministro Escrivá, se han trasladado ya unos 6.000 inmigrantes desde Canarias hasta la Península.
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